CAPÍTULO 31

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✧✧Bitch✧✧

Venus

Ruego a Dios para que nadie venga a querer dárselas de chistoso conmigo; ando estresada a niveles cósmicos y galácticos, llena de frustración y no encuentro un lugar a solas para descargarme, mi jodido trabajo no me lo permite.

Quisiera tener a Julián cerca o al menos tener que viajar a Kiev, pero por los momentos no me lo han pedido y eso me genera más obstinación. Sinceramente estoy que agarro a golpes cualquier cosa, pero debo reprimir los impulsos y concentrarme en organizar al personal antes de entrar a la casa.

Cruzo el pasillo, suspiro antes de tocar la puerta, entro quedándome un poco lejos del escritorio en donde yace el martirio de mi vida, el causante de los pálpitos agobiantes que avasallan mi vientre y mandan la descarga estimulante que me hace mojarme las bragas cuando reparo su aspecto y su loción invade mis fosas nasales.

Es como un campo magnético en donde entro cada que me acerco o él lo hace; me siento acalorada, ansiosa y llena de tensa.

La camisa ceñida me muestra perfectamente sus brazos gruesos, el cabello desordenado me hace respirar por la boca controlando las ganas de correr y subírmele encima hasta que me haga suya.

Debo respirar, calmarme y no caer.

Sin mirarme, rebusca en un cajón, sacando una tarjeta, me la extiende y me acerco para tomarla.

—Ve a esta dirección y recoge lo que me enviarán —me ordena, despectivo— Asegúrate de no morir en el intento y conserva la calma.

Su advertencia me da igual, reviso el papel con la dirección y doy un paso atrás queriendo mermar el aura, pero me muerdo el interior de la mejilla cuando noto que se levantó y ahora lo tengo en frente, mirándome el escote de la camisa y en momentos como estos, odio no traer una chaqueta.

Consideraré sus órdenes de que deje de usar este tipo de camisas.

Sonará loco, pero su mirada me quema, me siento más acalorada que hace unos segundos. Detesto que la proximidad juegue en mi contra siempre y el que su imponente porte me haga dudar mentalmente.

—Anoche me quedé con las ganas de coger contigo,—confiesa, haciéndome apretar la tarjeta que tengo en las manos— Hoy no pienso quedarme con las mismas.

Me toma de la cintura, la otra mano la cierra en mi nuca, acercando mis labios a los suyos. Su altura me hace sentir inferior, pero al mismo tiempo me encanta.

«Me estoy volviendo loca».

—No creo que tus ganas superen las mías —hablo mirando sus labios—. Tu novia te debió haber calmado las tuyas, y no lo niegues, que no se te olvide que los vi en el gimnasio.

Intento apartarlo pero no me lo permite y ya estoy tan molesta que podría golpearlo, no sé qué me sucede.

—¿Celos? —indaga— Interesante.

—¿Celos? —repito, comprimiendo la carcajada— Sólo digo lo que vi, y a diferencia de ti, yo no tengo a un segundo para que me dé orgasmos, y si lo tengo, está al otro lado del mundo y quizá cuando lo vea ya estará cogiendo con alguien más.

Se humecta los labios mirándome fijamente, detecto desagrado y algo más que tal vez no sea eso y...

—Jayden en cualquier momento te las quitará. Solo trata de concederle un momento —susurra.

—¿Jayden?

Asiente, presionando mi nuca, poniéndome aún más tensa. Poso las manos sobre sus hombros y sonrío dejando que la molestia me vaya poseyendo.

APOCALIPSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora