Capítulo 7

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Los minutos -(¿o eran horas?)- pasaron con una lentitud insoportable. Snape y Harry no se habían dirigido la palabra desde su duelo ni se habían movido de sus posiciones. Snape seguía en la mesa del profesor y Harry seguía en el suelo en el lado opuesto de la sala. Sin embargo, sólo uno de ellos sentía dolor. Harry seguía sintiendo los efectos de su duelo. Le escocía la mejilla y la quemadura del brazo. También le dolía la muñeca izquierda. Tenía la sensación de que se había hecho un esguince o algo así por todas las veces que había chocado contra los pupitres. Sabía que tenía moretones en el cuerpo, pero no le importaba y no dijo nada. Había estado en peores condiciones a manos de sus familiares, por no hablar de sus condiciones cada vez que se encontraba con Voldemort.

Harry sabía que podía curar él mismo algunas de sus heridas. Los pequeños cortes, al menos, pero su varita seguía junto a la mesa del profesor, donde había rodado la última vez que se había lanzado contra los pupitres restantes. No quería levantarse a buscarla. Uno, significaba acercarse a Snape y dos, le dolía demasiado moverse. Cerró los ojos y suspiró, y luego decidió intentar invocar su varita sólo porque sí.

Se sorprendió un poco cuando su varita voló hacia su mano, pero también descubrió que no le importaba especialmente, ya que ahora podía curarse a sí mismo. Acababa de levantar la varita para curar el corte del muslo cuando una mano le detuvo. Se estremeció y se apartó, luego miró a Snape.

-¿Qué?- espetó Harry, sin importarle si se metía en problemas. Estaba un poco irritado y con razón.

-¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer, Potter?- preguntó Snape, arrodillándose frente a Harry.

Harry se encogió de hombros. -No lo sé y no me importa-.

-Tu varita-, dijo Snape, señalando la varita de fénix de Harry. -¿Dónde estaba antes de que la consiguieras hace un momento?-.

-Junto a la mesa del profesor, donde rodó la última vez que salí volando hacia los pupitres-, dijo Harry con cierta amargura.

-¿Cómo lo conseguiste? Definitivamente no te has levantado y caminado-, dijo Snape.

Harry volvió a encogerse de hombros. -No lo sé. Sólo quería mi varita, pero no quería levantarme por un par de razones. Simplemente voló hacia mi mano-.

-Hiciste magia sin varita-, murmuró Snape.

-¿Y?- dijo Harry, deseando que Snape se fuera para poder curarse.

-No lo entiendes, Potter. La mayoría de los magos no pueden hacer magia sin varita. A los que pueden, les lleva años de práctica para ser siquiera adecuados en ella. Tienes dieciséis años y acabas de invocar tu varita desde el otro lado de la habitación y sin quererlo ni pensarlo. Es increíble y extraordinario- dijo Snape.

-Bueno, entonces sí, por mí. Otra cosa que me diferencia de los demás. Ahora, por favor, ¿puedo curarme a mí mismo? Para eso quería mi varita en primer lugar- dijo Harry, apuntando de nuevo su varita al muslo.

-Estás herido-, volvió a murmurar Snape y Harry puso los ojos en blanco.

-Sí, gracias a ti-, espetó Harry.

-¿Por qué no has dicho nada, Potter?- preguntó Snape, sacando su propia varita y apartando la de Harry.

-Como si te importara. Antes intentabas matarme. No creí que fuera a salir bien si te pedía que me curaras. Además, he tenido cosas peores. No importa- dijo Harry, observando con disimulado asombro cómo Snape le curaba el corte del muslo y pasaba a las demás heridas.

-Puede que sea un cabrón, pero no me gusta dejarte, ni a nadie, en una situación como ésta-, dijo Snape, curando el corte de la mejilla de Harry.

-Lo hiciste en nuestra última lección de defensa-, dijo Harry. -Me hiciste regresar y luego te fuiste. Esa noche tuve que curarme yo mismo con la ayuda de Hermione y Ron. Bueno, sobre todo Hermione. Había intentado encontrar a Luna pero, como siempre, es casi imposible encontrarla-.

SPUR OF THE MOMENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora