Capítulo 16

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Harry caminó por el pasillo y se detuvo en la habitación de Severus. -Fénix-, dijo. Salazar estaba dormido, así que la pitonisa siseó y la puerta se abrió. Entró y vio a Severus en su lugar habitual, en el sofá más cercano a la chimenea. Tenía un libro en la mano y estaba alcanzando su copa de vino cuando divisó a Harry.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó Severus, bajando su libro.

-Hola a ti también-. Harry puso los ojos en blanco. Severus se limitó a mirarlo y suspiró. -Vamos. Levántate y prepárate-.

-¿Para qué, por favor?- Severus arqueó una ceja.

-Nos vamos al callejón Diagon, ahora vamos-, dijo Harry con impaciencia.

-¿Perdón?- La ceja de Severus se alzó más.

-Todavía tengo que hacer las compras de Navidad. Le pedí a Dumbledore...-

-El profesor Dumbledore-.

-El profesor Dumbledore. Le pregunté si podía ir al Callejón Diagon. Dijo que podía, siempre y cuando me acompañara un profesor. Entonces, vamos-, le dijo Harry.

-¿Quién dice que quiero ir?- dijo Severus, dando un sorbo a su vino.

-Porque no me dejas ir con nadie más. Además, aún tienes que comprar los regalos también-. Harry se cruzó de brazos.

Severus suspiró y puso los ojos en blanco. -Muy bien, mocoso. Coge tu capa-.

Harry asintió y agitó ligeramente la mano. Esperó unos instantes hasta que la puerta se abrió y su capa entró flotando. Sonrió a Severus, que simplemente negó con la cabeza y se fue a prepararse.

Sus lecciones de defensa habían comenzado a incluir el entrenamiento de Harry en magia no verbal y sin varita. Ya había llegado muy lejos a pesar de que sólo habían empezado un par de semanas antes. Harry se extasiaba cada vez que lograba algo nuevo sin varita o de forma no verbal y, aunque el hombre nunca lo admitiría, sabía que Severus estaba orgulloso de él.

-Date prisa-, dijo Harry, con un tono que rozaba el de un niño llorón de cinco años.

-Te haré callar si sigues lloriqueando-, dijo Severus desde su dormitorio. Harry se rió y se conformó con cruzar los brazos, mirando la puerta con impaciencia.

-Muy bien, vamos-, dijo Severus y salieron de las mazmorras.

-¿Por qué no hacemos Floo allí?- preguntó Harry.

-La Red Floo está muy vigilada y no me fío de que no te pierdas-, dijo Severus.

-¡Fue una vez! Nunca había usado el Floo-, dijo Harry irritado.

-No pongas mala cara. No se está convirtiendo en ti-. Severus sonrió y Harry puso los ojos en blanco. Luego, en un arrebato de infantilismo, le sacó la lengua a Severus. -Muy maduro, señor Potter-.

-Oh, cállate-, refunfuñó Harry.

Severus se rió y Harry se animó de inmediato. Le encantaba que su amigo se riera. Le hacía parecer más joven y para nada el hombre atormentado que era. -Vamos, mocoso-, dijo Severus y dejaron de caminar, habiendo llegado a Hogsmeade. Harry enlazó su brazo con el de Severus y se preparó para la sensación de asfixia que se produciría. Agarró con fuerza el brazo del profesor mientras se quedaba rápidamente sin aire. Tropezó, jadeando, y habría caído si Severus no le hubiera agarrado el brazo.

-Odio aparecer-, murmuró Harry, estabilizándose.

Severus puso los ojos en blanco. -Odias todas las formas de viajar que no requieran una escoba-.

Harry lo fulminó con la mirada. -Eres un imbécil, ¿lo sabías?-.

-Bastante bien-, dijo Severus, asintiendo y Harry negó con la cabeza. -¿Dónde necesitas ir?-.

SPUR OF THE MOMENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora