Capítulo 40

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'A esta hora, los alumnos deben estar terminando de hacer la maleta y depositando su equipaje en la Sala de Entrada. El Expreso de Hogwarts saldrá hacia Londres dentro de media hora'.

Harry suspiró ante el anuncio y colocó más ropa en su baúl. Había una pequeña pila de objetos sobre su cama, detrás de su baúl, que no se movía para empaquetar. Hedwig estaba encaramada a un poste de la cama, observándolo con sus grandes ojos ámbar. Graznó suavemente cuando Harry colocó su bolsa de golosinas en la pequeña pila sobre la cama.

-Te quedarás aquí con Severus e Ivory. Severus cuidará de ti mientras yo no esté-, dijo Harry, acariciándola ligeramente. Suspiró de nuevo y reanudó el empaquetado justo cuando Severus entraba en la habitación.

-No sé por qué estás empaquetando- dijo el maestro de Pociones, cruzándose de brazos.

-Necesito ropa, Severus-, dijo Harry aunque sabía que no era lo que Severus había querido decir.

-No vas a ir- dijo Severus y Harry sacudió la cabeza exasperado. Severus llevaba diciendo lo mismo desde la noche anterior. Un par de horas después de que regresaran a casa de la graduación, Harry había empezado a hacer las maletas. Severus no había dejado de repetirle que dejara de hacer las maletas y que no iba a volver a Privet Drive.

-Severus...-

-No, no vas a volver-, dijo Severus y Harry pensó con una sonrisa que el hombre sonaba como un adolescente protestando.

-No hay nada que puedas hacer, Severus. Tengo que irme-, dijo Harry, poniéndose más ropa.

-Bien, pero no empaques todo. No estarás allí mucho tiempo-, dijo Severus y Harry sonrió ligeramente.

-Lo intentarás, Sev'rus-, dijo Harry. -Voy a dejar a Hedwig contigo. No confío en traerla conmigo. No sé qué le haría mi tío-.

-Volverás antes de que te des cuenta-, insistió Severus, observando cómo Harry cerraba el baúl.

Harry tiró de la pequeña pila hacia él.

'Los alumnos deberían dirigirse ya a los vagones para ir a la estación. El tren saldrá dentro de cinco minutos'.

-Tengo que irme. Te dejo algunas cosas aquí. Están las golosinas de Hedwig, mi capa de invisibilidad, el mapa del merodeador, casi todo lo que me regalaron por Navidad y mi álbum de fotos. También te dejo esto...- Harry sacó algo del bolsillo. Cogió una de las manos de Severus y la levantó con la palma hacia arriba. Colocó el objeto en su mano.

-¿Tu reloj de bolsillo de Draco? Harry, nunca lo has perdido de vista- dijo Severus mirando fijamente el reloj plateado.

-Lo sé, pero no quiero llevarlo a Privet Drive. Si mi tío lo encontrara, no volvería a verlo. Quiero que te lo quedes por ahora. Confío en ti-, dijo Harry. -Tengo que irme-, añadió y encogió el baúl, guardándoselo en el bolsillo. Se inclinó y, esta vez conscientemente, besó la mejilla de Severus. -Adiós-, dijo y salió de sus habitaciones. Corrió por el colegio y consiguió coger el último vagón con unos cuantos jóvenes Ravenclaw.

Al llegar a la estación, Harry subió al tren y encontró un compartimento vacío. Colocó su baúl en el techo y se sentó. Su ventanilla daba al colegio y a la estación, y miró a su alrededor. Se sobresaltó cuando un grupo grande se movió y vio a Severus. Sus miradas se cruzaron y se sostuvieron. Harry sintió que se le humedecían los ojos y supo que estaba a punto de llorar mientras levantaba la mano y ponía la palma en la ventanilla.

El tren dio una sacudida y empezó a moverse lentamente. Vio con ojos borrosos cómo la estación, Hogwarts y Severus desaparecían de su vista. Se le cayó la mano de la ventanilla mientras se le caían las lágrimas. Enterró la cara entre las manos mientras lloraba, sin darse cuenta cuando alguien se sentó con él y cerró las persianas de la puerta del compartimento. Finalmente se calmó y retiró las manos para encontrar a Luna sentada frente a él con un ejemplar de El Quisquilloso.

SPUR OF THE MOMENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora