Capítulo 61

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Harry gruñó mientras hojeaba libros y revolvía viejos Diarios del Profeta y otros artículos. Estaba haciendo dos cosas a la vez. Por un lado, estaba investigando los Horrocruxes, intentando averiguar dónde podría estar el cáliz de Hufflepuff y cuál podría ser el último Horrocrux. Por otro lado, intentaba encontrar una conexión entre los ataques mensuales, además del hecho de que eran sólo eso... mensuales. Hasta ahora no había encontrado nada en ninguno de los dos lados. Octubre había pasado, trayendo consigo lo último del clima cálido y también Halloween. Por una vez no había pasado nada en la festividad, nada excepto que Severus les sirvió a ambos una copa de vino que bebieron a sorbos después de brindar por James y Lily Potter. Ahora era noviembre y había hecho un frío glacial como si ya estuviéramos en pleno invierno. En sus habitaciones de las mazmorras, Severus siempre tenía el fuego encendido en un intento de mantener las habitaciones lo más calientes posible.

Suspiró y acercó el libro sobre los Fundadores, renunciando a buscar una conexión entre los ataques. Realmente no podía imaginar dónde podría haber escondido Voldemort la copa de Hufflepuff. Tendría que estar en algún lugar bien protegido. Aunque tampoco es que el medallón o el anillo hubieran estado muy bien protegidos. Se frotó las manos por la cara enérgicamente.

-¿Qué te tiene tan irritado?- preguntó Severus, saliendo de la biblioteca.

-Todo-, dijo Harry. -Nada de los ataques tiene sentido, no tengo ni la más remota idea de dónde puede estar el cáliz y no tengo ni idea de cuál es o podría ser el último Horrocrux. Por no mencionar que Remus tenía que haber vuelto hace cuarenta y cinco minutos y aún no ha llegado-.

-Ya vendrá-, dijo Severus. -Quizá deberías tomarte un descanso. Te volverás loco si sigues así-.

-Demasiado tarde-, murmuró Harry mientras cerraba el libro sobre los Fundadores.

-Ya se te ocurrirá algo y no estás solo en ello. Sé que Draco está ahora mismo en sus habitaciones investigando también sobre los Fundadores-, le dijo Severus. -Y fuera de eso momentáneamente. Tienes una carta-.

Harry cogió el sobre amarillento y sacó la carta. -¡Es de Caleb!-.

¡Harry!

He tardado en contestar, lo sé. Aquí tampoco envían correo a menudo. Ni siquiera recibí tu carta hasta casi una semana después de que la enviaste. De todos modos, preferiría ir a la casa de acogida que estar aquí. Esto es deprimente. La mitad del tiempo alguien está llorando porque quiere irse a casa pero no puede o porque ve un Diario el Profeta hablando de otro ataque.

¡Sacadme de aquí!
Caleb.

-Quiere venir a la casa de acogida-, dijo Harry. -¿Hay alguna forma de que podamos llevarlo?-.

-Sí que la hay. Iremos esta noche, después de cenar-, dijo Severus.

Harry se levantó de un salto y rodeó al mayor con los brazos, besándolo con fuerza. -Eres increíble-.

-Muy amable por tu parte-, dijo Severus y sonrió satisfecho, besando a Harry de nuevo pero más profundamente.

-¿Cómo podría no hacerlo?- dijo Harry cuando se separaron.

Empujando suavemente a Harry hacia atrás, cayeron sobre el sofá con Severus encima. Dejando que sus lenguas bailaran, Severus arrastró sus manos por el pecho vestido de Harry, asegurándose de tocar los pezones y obtener el habitual jadeo. Sus manos siguieron viajando hasta llegar a los muslos de Harry. Apretó ligeramente antes de llevar una mano a la ingle de Harry. El joven gimió con fuerza e inmediatamente se movió hacia arriba.

Severus soltó una risita y presionó la evidente erección de Harry. Harry siguió agitándose, retorciéndose y gimiendo. Los labios de Severus se habían movido hacia el cuello de Harry mientras sus dedos hacían un rápido trabajo con la cremallera del Gryffindor. Le bajó los vaqueros y luego los boxers. Sonrió con satisfacción cuando Harry jadeó al quedar al descubierto. No era la primera vez que lo hacían, pero Harry siempre se mostraba muy receptivo.

SPUR OF THE MOMENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora