Capítulo 69

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Harry sonrió triunfante mientras aturdía a Kingsley y lo ataba. Por fin había vencido a su hermano en su entrenamiento de defensa. Prácticamente le había suplicado una sesión de media hora para poder ignorar todo lo demás durante un rato. Había pasado una semana desde la destrucción de la diadema. Rápidamente descubrieron que la Sala de las Cosas Ocultas también había sido destruida. A pesar de ser la Sala de los Menesteres mágica, no había sido capaz de arreglar la Sala de las Cosas Ocultas, sino que la había hecho inaccesible.

Tras recuperar el aliento y comprobar que, efectivamente, estaban vivos, habían llevado a Seamus a la enfermería. Acabaron teniendo que cargar con él, pues ya no podía caminar a causa de las heridas. Pomfrey los examinó a todos, curándoles las heridas leves y luego se centró en Seamus. Les dijo que había sufrido quemaduras de primer grado y de segundo grado en algunas zonas de las piernas, de la rodilla para abajo. Además, el fuego maldito había empezado a quemarle los huesos. Ella sería capaz de curarlo, pero tomaría algún tiempo. Calculó que no podría caminar hasta dentro de una semana y media, y que no saldría del ala del hospital hasta dentro de dos semanas, tres como mucho.

Harry visitaba a Seamus todos los días con Draco y Luna, Neville venía cada dos o tres días. Dean nunca abandonó el ala del hospital a pesar de los intentos de Pomfrey para que se marchara. Dean no estaba dispuesto a dejar a la persona que amaba, un sentimiento que Harry conocía demasiado bien. Seamus se estaba curando, pero era lento y doloroso. Aún no podía caminar, aunque Pomfrey había pensado que ya lo estaría o que al menos empezaría a hacerlo. Supuso que no saldría de la enfermería por lo menos en un mes. El fuego había causado demasiados daños, sobre todo en los huesos.

Su piel se había curado en su mayor parte y era fácil ver dónde habían estado los peores puntos, ya que la piel estaba rosada y fresca. Pomfrey dijo que siempre tendría ese aspecto, como si le hubieran quitado piel de otra parte y se la hubieran puesto en las quemaduras. Dijo que Severus podía darle un ungüento que mejoraría el aspecto y haría que pareciera menos piel adherida y más que había vuelto a crecer tal como era.

Severus no se había alegrado mucho cuando se enteró de que estaban todos en la enfermería. Entró e inmediatamente comenzó a sermonearlos. Todos habían escuchado en silencio y bajado la mirada antes de sonreír cuando Severus los felicitó por haber conseguido destruir el Horrocrux aunque hubiera sido básicamente por accidente. Cuando volvieron a casa, Harry y Severus tuvieron su propia celebración privada.

-Ennervate-, dijo Harry, apuntando a Kingsley con la varita. Vio cómo los ojos del hombre se abrían y recordaba lo que había pasado. Kingsley sonrió mientras se incorporaba.

-Bien hecho, chico-.

Harry sonrió.

-¿Quieres continuar?- preguntó Kingsley, poniéndose de pie.

-No, creo que estoy bien por hoy. Sólo quería distraerme y hacer algo diferente por un rato-, dijo Harry. -Lo único que he estado haciendo es ver los ataques e investigar sobre la Marca Tenebrosa. Aunque todavía estoy esperando algo de Hermione, así que lo de la Marca Tenebrosa se ha detenido un poco-.

-¿Hermione te está ayudando? No sabía que seguías hablando de verdad-, dijo Kingsley mientras salían del aula que habían estado utilizando.

-Ya no hablamos demasiado, sobre todo cuando necesitamos ayuda con algo, pero seguimos siendo amigos. Sólo que no tan unidos como antes-, dijo Harry.

-Ya veo-, dijo Kingsley. -¿Y qué hace Hermione por ti?-.

-Está traduciendo un libro-, le dijo Harry.

-¿En serio? ¿Qué libro?-

-El Libro de Camelot-, dijo Harry y puso los ojos en blanco ante la misma expresión de asombro que obtuvo de todos. -Sí, es realmente El Libro de Camelot. Acaba de aparecer en la biblioteca de Slytherin. No, no sé cómo-.

SPUR OF THE MOMENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora