Capítulo 30

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Severus levantó la vista cuando oyó que llamaban a su puerta. Era bastante tarde, así que no estaba seguro de quién vendría a visitarlo. Dejó su escritorio y se dirigió a la puerta. La abrió y encontró a Draco Malfoy y, extrañamente, a Colin Creevey. Se fijó en que el joven Gryffindor parecía tener algo sospechosamente parecido a sangre en la mejilla y en la camisa de noche.

-¿Puedo ayudarles? Es mucho después del toque de queda-, dijo Severus.

-¡Profesor, tiene que venir a la Torre de Gryffindor!- Creevey exclamó histérico.

-¿Qué han hecho ahora los Gryffindors que la profesora McGonagall no puede manejar?-. Severus suspiró, sintiendo ya un dolor de cabeza. Era demasiado tarde para ocuparse de las acciones idiotas de la casa Gryffindor.

-No podemos encontrarla, profesor. La busqué y luego me encontré con Malfoy y le conté lo que había pasado y me dijo que debíamos acudir a usted y que realmente tenía que venir y...- dijo Creevey sin tomar aliento.

Severus se pellizcó el puente de la nariz y se volvió para mirar a Draco. -¿Qué es lo que ha pasado?-.

-Al parecer, la Torre ha sido atacada, señor. Creevey dijo que también está en llamas-, dijo Draco y sólo el talento de Severus para ocultar sus emociones ocultó su sorpresa, conmoción y preocupación.

-Vamos a ver en qué se han metido ahora los Gryffindors- dijo Severus y salieron de sus habitaciones.

Rápidamente captó sonidos que no debían oírse a medida que se acercaban al séptimo piso. Hablaban, gritaban, chillaban y sollozaban. Severus aceleró el paso y pronto llegaron a la torre de Gryffindor. Los alumnos llenaban el pasillo que también estaba lleno de humo que salía por la puerta del retrato. La Dama Gorda había huido de su retrato y estaba en uno vecino.

-¿Qué ha pasado?- Preguntó Severus cuando llegó. -Olvida eso. ¿Hay alguien más ahí dentro?- preguntó.

-Intentamos sacarlos pero no pudimos-, sollozó una chica de quinto año. -No podíamos ver ni respirar y el fuego se estaba extendiendo-.

-¿Quiénes?- Gruñó Severus.

-Harry, Hermione, Ginny, Seamus, Dean, Parvati, Padma, Zabini, Bulstrode y Hannah Abbott-, enumeró la chica y Severus maldijo. Corrió a través del retrato abierto con Draco siguiéndole. Como había dicho la chica, era imposible ver nada y respirar no era posible. Draco y él se lanzaron Encantamientos Cabeza de Burbuja.

-Draco, empieza a apagar el fuego-, ordenó Severus y Draco corrió hacia la ventana donde el fuego había prendido las cortinas.

El fuego había consumido una mesa y un par de sillas al otro lado de la sala común y se estaba acercando al sofá y las sillas junto a la chimenea. Severus apagó el fuego de la mesa y las sillas para evitar que se propagara más. Procedió a acercarse a las figuras del suelo. Maldijo en voz alta una vez más al ver el estado en que se encontraba Harry.

-¡Draco!- Gritó Severus y Draco corrió hacia su padrino. -Olvídate del fuego. Sácalos a todos de aquí y al pasillo. Tengo que atender a Harry-.

Draco asintió y empezó a levitar a los inconscientes Gryffindors y Slytherins hacia el pasillo mientras Severus luchaba por cerrar las heridas aún sangrantes de Harry. Draco estaba levitando al último estudiante, Dean, hacia el pasillo cuando Severus finalmente consiguió curar todas las laceraciones de Harry.

-¿Está bien?- preguntó Draco, mirando a Harry, que seguía inconsciente y no parecía respirar con normalidad o apenas.

-Tengo que llevarlo al ala hospitalaria. Draco, busca a McGonagall o a Dumbledore. Diles que la torre está ardiendo y lleva a los demás al ala hospitalaria. Dumbledore se ocupará de los otros Gryffindors- dijo Severus y levantó a Harry con cuidado. Draco asintió y salió corriendo de la sala común por delante de Severus y echó a correr por el pasillo, dirigiéndose directamente al despacho del director.

SPUR OF THE MOMENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora