En la primaria me gustaba Cynthia, pero nunca me hablaba.
Carlos dijo que, si yo dejaba los videojuegos y jugaba futbol con ellos, a lo mejor Cynthia me hablará. La pelota me golpeó varias veces, quedé muy sucio, y Cynthia no me habló.
Martín sugirió que, si me quitaba mi suéter de friki, probablemente Cynthia me hablará. Dejé de usarlo, pero Cynthia no me habló.
Luis susurró que yo comía demasiado, si dejaba de cocinar y llevar galletas a la escuela, quizás Cynthia me hablará. Ana me preguntó porque no traje galletas, pero Cynthia no me habló.
Pablo ha dicho que siempre dibujo caricaturas, si mejor dibujo cosas reales, tal vez Cynthia me mirará. La dibujé y, ¡Me ha hablado!
Pero ya no me gustaba yo. Ya no podía mover mis cosas sin tocarlas, tampoco podía soñar con otros niños ni sus mundos.