Mamá me contó que papá se volvió loco por los sueños, tratando de traer esa cosa en el cielo, de donde después vinieron más cosas del mundo de los sueños. Todos podían verla, pero no llegar. Supuestamente solo se llegaba soñando.
Cuando finalmente pude llegar, conocí a una mujer llamada Sara que ahí vivía.
—Corazón, tu padre murió —consolándome con un abrazo.
Descubrí que yo podía abrir la puerta de ese pequeño castillo flotante. Eso había llamado la atención de mucha gente peligrosa. Sara me explicó que la puerta llevaba sellada mucho tiempo, sin que nadie pudiera abrirla.
Por eso viajo lejos de casa, escondiéndome, y tratando de averiguar por qué papá trajo ese castillo.