Mi hermano acababa de salir de rehabilitación cuando lo llevé a tomar un café fuera. Lo veía desanimado y cansado. Me contó que no quería seguir haciendo misiones en Los Exploradores, que los sueños le estaban alterando la mente. Lo animé diciéndole que al día siguiente presentaríamos nuestra renuncia juntos.
Esa misma tarde lo escoltaron de sorpresa para una "pequeña" misión,como el pobre nunca decía no: aceptó. Pero nunca volvió, y a mí tampoco medejaron renunciar. Por eso ahora sigo terco buscando a mi hermano en los sueños,aunque sea fuera de las misiones.
