Mi madre nos despertaba a mi hermano menor y a mí, a pesar de que yo ya tenía mi alarma para el trabajo. Todos los días nos preparaba el desayuno, con el cereal favorito de mi hermano. Todos los días entre semana mi madre iba a la escuela de mi hermano. Cuando mamá regresaba, todos los días limpiaba los juguetes del niño.
Mamá nunca se olvidó de hacer estas cosas aún el día que murió, a pesar de que mi hermano ya nos había olvidado hace mucho desde donde fue enterrado.