63. La Pitahaya Podrida

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Era de color violeta oscuro, estaba aguada y olía raro. Mi hermano me dijo que la tirara a la basura, pero no lo hice: a todos nos duele ser rechazados por feos o inútiles.

Así que la enterré y regué por semanas hasta que nació una planta, que a los años se volvió un cactus. Dio hermosas y sanas pitahayas, excepto una. Igual a la que enterré.

Me atreví a comerla, temiendo que me enfermara. Empecé a alucinar, y del fruto salió un humo que me dijo:

—Gracias por cuidar de mí. Quiero darte un deseo.

Le pedí al amor de mi vida, pues hace poco perdí un matrimonio de cuatro años.

—No puedo darte algo que no existe, pero puedo hacerte mejorar para que lo sientas.

Diario de SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora