Mi padre quiso casarme con un hombre del norte, yo, aparte de no amarlo, también odiaba el frío y mala comida de sus tierras. Así que negocié con mi padre el poder elegir a mi esposo, siempre y cuando fuera alguien con similar o mayor riqueza.
Mientras caminaba de noche por la playa, conocí a un muchacho del que me enamoré, pero era pobre, y aún seguía en la escuela, ni siquiera era un guerrero jaguar. Prometió volverse fuerte, y matar al rey de las tierras que yo quisiese para que juntos quedarnos con ellas.
Pasaron dos años, volviendo de una guerra, orgulloso y graduado como guerrero jaguar, con siete prisioneros (más que los de su comandante) y tesoros. Le dije que aún debía conquistar un reino, proponiéndole el del Venado Azul. Viajó allá, pero nunca volvió.
