151. El Hombre De La Guitarra

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Lo conocí en la catedral de Tepic, yo estaba sentado pensando qué otro trabajo buscar. No me habían aceptado en ninguno. El hombre se sentó junto a mí y quiso hacerme platica, pero la verdad no quise continuarla. Arrugó la cara, y dijo:

—Le falta música a tu vida —y me extendió su desgastada guitarra.

Lo miré con confusión.

—Neta —la dejó sobre mis piernas y se fue corriendo mientras se reía.

Esa guitarra la llevé a afinar en la tienda de Abigail, con quien mecasé, y juntos, abrimos la escuela de música.

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