A Mónica le costó mucho hacerlo, lo sé porque me obligó a ayudarla a hacerlo. La pobre estaba preocupadísima, esperando que en cualquier momento Diego la dejara. Como no podíamos preparar otro amarre tan rápido, Mónica evitó a Diego por tres días en lo que preparábamos otro.
Cuando por fin lo vio para intentar lanzarle el amarre, Diego la atrapó con un fuerte abrazo y varios besos que me dieron asco por tanta demostración de afecto. Diego estaba preocupado y no dejaba de preguntarle a Mónica dónde había estado y si todo estaba bien.