Acompañé a la madrina Helena al cuarto de una princesa llamada Mina. La muchacha estaba hablando con un sapo. Helena le dijo que venía para por fin transformar al sapo en un príncipe humano.
Mina arrugó la cara y ocultó al sapo.
—¿Y por qué querríamos eso? Él no quiere ser humano ¡Y yo lo quiero así!