Capítulo 45: Pistas

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Roxy se encontraba entrenando con Peters, en el Lago de los Mil Portales. Estaban practicando con las varas de madera. Se podía apreciar una notoria mejora en el hada, era más rápida, diestra y decidida. Sabía cómo atacar y cuando, no actuaba de manera tan impulsiva. O al menos no tanto.

Peters esquivó uno de sus golpes en el último momento, y sonrió por lo cerca que había estado de acertarle. Trató de golpearla en la pierna, pero Roxy lo esquivó a tiempo.

—¿Cuándo te has vuelto tan buena?

—No será por el profesor que tengo —bromeó Roxy.

—No me quites mérito.

Roxy atacó de nuevo, repitiendo una serie de movimientos rápidos, hasta que logró golpear al mago en el hombro, pero este arremetió de nuevo contra sus piernas, y la hizo caer. Lanzó su vara lejos de una patada y la apuntó con la otra.

—Gane —se regodeó. Ambos se sonrieron y Peters la ayudó a levantarse—. Me siento profundamente orgulloso. —Roxy tenía un notorio rubor en sus mejillas; tanto por el entrenamiento, como por la vergüenza al escuchar las alabanzas de Peters—. En serio, este trimestre estás que te sales.

—En las clases prácticas. —Roxy tomó su vara del suelo—. En la teoría sigo fatal.

—Estás aprobando —recalcó Peters.

—Sí, pero por los pelos. Y, honestamente, no recuerdo ni la mitad de la lección después del examen.

Peters se rio.

—Siéntete orgullosa de tus logros. Muchos ya se habían rendido. Eres más fuerte de lo que crees.

Roxy sonrió.

—Gracias. Aunque no sé de qué servirá si no tengo mi transformación. No aprobaré el examen final sin ella.

En verdad, Peters también estaba algo confuso y preocupado respecto a esto. ¿Por qué aún no se había transformado? Había mejorado mucho. Se había pasado todo el curso entrenando casi cada día. ¿Qué más hacía falta? ¿Qué se les estaba escapando?

—Tú sigue trabajando y demuestra que puedes con ello. Estoy seguro de que surgirá cuando menos te lo esperes —dijo tratando de tranquilizarla.

Roxy resoplo.

—Supongo.

—Suficiente por hoy, y creo que por toda la semana. ¿Descansarás este finde?

—Qué remedio. —Peters la miró severo—. Haré lo que pueda.

—¿Sigues durmiendo mal?

—Tengo pesadillas. O sueños. O no sé.

—¿Qué clase de sueños?

—Últimamente lo que tengo es una canción metida en la cabeza.

—¿Y eso no te deja dormir? —preguntó Peters con algo de gracia.

—La cosa es que no sé de dónde ha salido. O sea, la escuché en uno de mis sueños, y desde entonces no se va.

—¿Y qué dice?

—No me acuerdo. Ahora mismo solo es una melodía y una letra confusa en mi cabeza.

"Qué extraño" pensó Peters, sin darle realmente ninguna importancia.

—Bueno. Seguro que no es nada. Quizá solo sea tu subconsciente diciéndote que escribas una canción. —Roxy se rio—. Oye, a mí me pasa.

—Creo que voy a dejarte lo de ser músico a ti.

—A veces es bueno escribir lo que te perturba para poder despejar tu mente.

—¿Cómo?

Peters resopló.

La magia de Avalon: Bienvenidos [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora