Capítulo 18: Concéntrate

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El profesor Darion había creado un grupo de refuerzo para sus estudiantes, los ayudaba en cualquiera de sus asignaturas. A veces incluso traía a algún profesor de la escuela Norte para impartir alguna clase, como pociones (la cual al mago no se le daba tan bien).

En especial, el grupo era para aquellos estudiantes con mayor dificultad a la hora de aprender: déficit de atención, dislexia, problemas de comprensión lectora... o simplemente una asignatura se les atragantaba por lo que fuera.

El grupo no tenía un día fijo, lo hacían cuando podían, pero con los exámenes finales, los alumnos casi le suplicaban asistir.

Hoy se reunían en el aula de historia; una sala amplia, llena de pupitres, tenía el escritorio del profesor y una pizarra; no había gran cosa.

Lex estaba muy agobiado porque hoy les habían dado las notas de pociones e historia. De milagro aprobó pociones con un 5'5, pero había suspendido historia, y la recuperación sería en unos días.

Junto a Lex se encontraba sentado Jordán, un fauno de piel negra y pelo corto, oscuro y afro. A pesar de ser un fauno no poseía las características patas de cabra de su raza, solo le aparecían cuando se transformaba.

Jordán era el hermano pequeño del profesor Luy de la escuela Norte, y el primo del enfermero Kongrag. Era un joven torpe y dulce, bastante vergonzoso, pero muy amable. Era un chico muy listo, pero se le había atragantado astronomía, lo cual era una vergüenza para su raza.

- Lex, ¿estás bien? - le preguntó al mago, al ver como arrugaba las hojas de su cuaderno.

- ¿Qué? Oh, sí. Estoy... - No sabía ni qué responder.

- Te entiendo, es agobiante. Yo he suspendido astronomía. Soy una vergüenza para mi raza, mis padres me matarán si no consigo recuperar.

- No exageres.

- No. Los faunos y los centauros son expertos en astronomía, para ellos es un insulto pasarla por alto, es parte de nuestra cultura, de nuestra historia. Si llego a casa con un suspenso me pondrán de tonto para arriba.

- Vaya, lo siento.

En verdad el fauno se veía aterrado.

- No lo sientas, no es tu culpa. ¿Tú que has suspendido? Perdón, si puedo preguntar.

- Tranquilo. Suspendí historia.

- No me extraña, ese profesor hace que se duerma cualquiera.

Lex se pasó las manos por el rostro.

- No sé qué voy a hacer.

- Tu amigo Peter es muy bueno en historia, seguro que te ayuda. Digo, no es como que yo me haya fijado. Solo digo que parece bueno. Está atento en clase... y eso... – El fauno comenzó a ponerse nervioso al mencionar al elemental, lo cual hizo gracia a Lex. Ya había notado como lo miraba, pero Peter no debía de saber ni su nombre.

- Dejad ya de hablar – les dijo Darion, aproximándose a ellos -. ¿Cómo vas, Lex?

- Fatal. ¿Por qué tengo que aprenderme las fechas?

- Porque lo exige tu profesor, yo ahí no puedo meterme.

Lex resoplo.

Darion se puso de cuclillas, para estar más a su altura y poder hablar con él más a solas.

- Lex, siempre haces esto, te frustras antes de siquiera empezar. Pero solo necesitas tomarte tu tiempo, ve a tu ritmo. No necesitas hacerlo como los demás.

Lex rio con ironía.

- ¿Otra vez el discursito de único y especial?

- ¿Cuándo te he llamado yo eso? - Lex se rio -. Hey. Cada uno aprende a su ritmo, y a su manera. Es historia, tómatelo como cuentos, y en cada uno hay una fecha. Haz esquemas, eso siempre te ha ayudado mucho. La mayoría nos equivocamos cientos de veces antes de acertar, algunos incluso miles. – Darion le puso una mano en el hombro -. No te des por vencido. Y ve a tu ritmo. Si te equivocas cien veces, pues te equivocas cien. Y a la siguiente serán solo noventa y nueve.

La magia de Avalon: Bienvenidos [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora