Capítulo 55: La noche de las bestias

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El caos estalló en Avalon, cuando todos los cambiapieles se levantaron de sus camas y comenzaron a comportarse como los animales que representaban. Sintiéndose enjaulados, algunos huían al bosque y otros atacaban. Los estudiantes escapaban de sus compañeros o trataban de pararlos, sin saber qué estaba pasando o cómo reaccionar. Nadie los había preparado para luchar contra sus compañeros.

Roxy, Morgan y Misty se calzaron y salieron tras Lana, pero la perdieron de vista enseguida. Se vieron atrapadas en los pasillos de la escuela, donde había objetos rotos por todas partes, paredes rasguñadas y gritos que retumbaban por el lugar. Era como estar en medio de una estampida.

—¿Qué coño está pasando? —preguntó Misty, atemorizada.

—Parece que a los cambiapieles se les ha ido la olla —contestó Morgan.

—Ya veo. —Se agacharon cuando un trozo de madera voló hacia ellas—. Hay que encontrar a Lana.

—O a un profesor —sugirió Roxy.

—Sí, esa parece mejor idea.

—No os separéis —indicó Morgan.

Sonya y Lara, dos gemelas, lobos, se encontraban destrozando el mueble de un pasillo. Al verlas las percibieron como una amenaza, y corrieron hacia ellas, enseñando los dientes como animales rabiosos.

De repente, Merope salió de la pared e hizo un escudo frente a ellas, bloqueándoles el acceso por ese pasillo.

—¡Vamos, por aquí! —les indicó Lizzy por una bifurcación.

—Lizzy cuenta como profe —dijo Misty, antes de seguir a la sirena.

Las chicas se juntaron y corrieron por los pasillos, intentando esquivar a sus compañeras. Los pasillos de Avalon parecían un zoo en el que habían soltado a todos los animales.

—Esto parece noche en el museo, tío —dijo Misty, nerviosa. Cuando se agobiaba no paraba de hablar.

—¿Qué ha pasado? —pregunto Morgan a Lizzy, que parecía saber por dónde ir mejor que nadie.

—No lo sé, pero al parecer a los cambiapieles los han hechizado o algo así. Están rabiosos y asustados. Es como si hubiesen inhabilitado su parte humana.

—¿Eso se puede hacer? —preguntó Roxy.

—Sí, pero no es nada sencillo —aclaró Merope—. Ahora son como animales enjaulados. Los cambiapieles no sueles representar perritos.

—No, son animales salvajes cuyo instinto animal los incita a atacar ante la más mínima amenaza —resaltó Morgan.

—Exacto. Así que si es como dice Lizzy, tenemos una manada de animales salvajes sueltos por la escuela.

—¿Y qué hacemos? —preguntó Misty.

—Por ahora, salir de aquí —contestó Lizzy.

Bajaron por las escaleras, pero antes de llegar a la siguiente planta se toparon con una compañera grande y fornida; era un rinoceronte, y no se llevaba demasiado bien con Morgan y Lizzy.

—Mierda —murmuró Morgan.

—Arriba, arriba —ordenó Lizzy, apresurada.

Dieron marcha atrás con rapidez y su compañera las siguió como un animal desbocado. Morgan iba a atacar, pero Merope la detuvo.

—¡No! Son nuestras compañeras, no podemos hacerles daño.

—¡¿Y qué hago, le canto una nana?!

—Va a embestir —advirtió Roxy.

Todas se apartaron, cada una saltando por donde pudo, y trataron de alejarse de ella. Antes de que pudiera arremeter de nuevo contra Morgan, Misty se transformó rápidamente y la sujeto con unas plantas.

La magia de Avalon: Bienvenidos [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora