Capítulo 24: Navidad en llamas

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- ¡Es una amenaza!

- ¡Es mi hija! - bramo el rey George -. Y también vuestra princesa. Le debéis respeto, - Se produjo un silencio -, así que cuidado con lo que decís. - George se levantó, enfurecido, en la reunión del consejo.

Toda corte real tiene un consejo del rey, donde suelen encontrarse las personas de mayor rango del reino, los más allegados al rey, que lo aconsejan y deciden junto a él las decisiones más importantes que afectan a su gente.

En Lion King, el consejo estaba conformado mayormente por ancianos, quienes antaño fueron los consejeros de sus padres; personas muy influyentes en el reino; y ahora eran los suyos. Muchos de ellos tenían aún una mentalidad algo anticuada, y temían cualquier posible amenaza.

George Brillet había cambiado muchas cosas en el reino desde su coronación, y la mayoría de veteranos no estaban de acuerdo con su mentalidad progresista, y demasiado pacifica a su parecer.

- Majestad, con el debido respeto, - comenzó a hablar una anciana -, Lion King ha sufrido una caída bastante grande en su economía tras el cierre de la herrería y la prohibición de la venta de armas...

- Caída de la que nos hemos estado recuperando comerciando con otros productos - aclaro el rey.

- Sí, pero los ingresos ya no son los mismos que cuando...

- ¿Qué cuando le vendíamos armas a otros reinos para que se mataran entre ellos? - La anciana se calló -. Sí, es cierto que el reino dorado de Lion King ya no es el mismo. Pero nuestro pueblo vive en paz. No nos falta nada. No hay gente viviendo por las calles. Todo el mundo tiene un plato en su mesa. Y lo más importante, todos aquí son aceptados y convivimos en paz.

- Siempre se puede vivir mejor - replico de nuevo el mismo hombre.

- Antaño el oro no cubría nuestras casas, sino las lápidas de los fallecidos durante la guerra. Nos ganamos enemigos en todos los bandos... y lo que necesitamos ahora son aliados.

- Y por ello debería replantearse el matrimonio concertado - menciono otra mujer.

- Estoy dispuesto a que mis hijas conozcan a príncipes de otros reinos, pero no voy a obligarlas a casarse con alguien que no aman.

- Eso se ha hecho siempre - replico el hombre.

- Yo no lo hice - resaltó George -, y mis hijas tampoco lo harán.

- Con el debido respeto, su matrimonio por amor no nos ha traído muchas alegrías - resalto un hombre que no había hablado hasta ahora. No parecía mucho mayor que el rey -. Le debemos respeto a nuestras princesas y a usted, majestad. Pero, sobre todo, le debemos lealtad a nuestro reino, a nuestra noción. - El hombre se levantó -. Y desde que nuestra querida reina falleció, el reino se ha llenado de miedo e incertidumbre.

- Miedo que ustedes han esparcido - repuso el rey -. Son niñas. Ellas no tienen la culpa de no poder controlar sus poderes.

- Pero usted es responsable de ellas - siguió la anciana -, y no ha tomado las medidas pertinentes. La pequeña es peligrosa y no pertenece aquí, por mucho que insista.

- Roxy no es motivo de discusión - intervino Tala. Como reina retirada, no tenía por qué estar en la reunión, y por lo general no iba, pero asistió solo para hablar en nombre de su familia, y sus nietas -. Nada de lo que ha hecho ha perjudicado al reino. Y la mitad de lo que se cuenta son rumores creados por sirvientes chismosos. Roxy es tan peligrosa como cualquier niño inocente que aún no controla sus poderes, pero aprenderá a hacerlo, con el tiempo.

Roxy no quiso escuchar más de la conversación y se alejó de la puerta; que había quedado entreabierta, por la cerradura rota. No era la primera vez que oía conversaciones de ese estilo. "No pertenece aquí", "debemos tomar medidas", "podría ser peligrosa". Pero Roxy nunca logro entender que estaba mal en ella, que había hecho para causar tantos problemas. ¿Acaso seria verdad, y ella no pertenecía allí?

La magia de Avalon: Bienvenidos [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora