Capítulo 51: El ritmo de la jungla (Lana y Shuri)

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Lana y Shuri

No era una sorpresa para nadie, que la pareja que peor llevaba lo de colaborar eran Lana y Shuri. La cambiapieles apenas decía una palabra salvo para dar órdenes. No escuchaba, ni siquiera cuando Shuri insistió en que estaban yendo en dirección contraria y, efectivamente, terminaron perdiéndose.

—Nos hemos perdido.

—No nos hemos perdido. Cállate.

—Llevamos horas dando vueltas. No es por aquí.

—Yo llevo el mapa.

—Y está claro que no sabes leerlo.

Shuri ni siquiera sabía de dónde había sacado el valor para contradecir a Lana, pero la mirada asesina de esta comenzaba a disiparlo todo ese valor.

—Escúchame bien, acosador. Yo nunca me equivoco. —La voz fría y seca de Lana, cortaba como cuchillas.

—¿Y dónde está la bandera?

—Se supone que por aquí. Así que haz algo útil por una vez y búscala.

Lana le dio la espalda de nuevo y comenzó a inspeccionar el lugar.

Shuri se sentía raro. Lana le había llamado mucho la atención cuando la conoció; era una mujer muy fuerte, con carácter y bastante guapa, a su parecer (no podía negar que le había atraído desde el principio), pero también era demasiado mandona. No escuchaba a nadie, y parecía que quería echarlo a patadas. Estaba siendo bastante incómodo orbitar a su alrededor, era como si en cualquier momento fuera a estallar.

El objetivo principal de la prueba era trabajar en equipo, incluso si encontraban la bandera, si no colaboraban de verdad, suspenderían. Y no sería Shuri el causante de que Lana Wang reprobara.

—¿Sabes? Se supone que debemos conocernos. Es parte de la prueba —trato de comenzar una conversación amistosa.

—La prueba consiste en encontrar la bandera y regresar los dos con ella. —Lana habló sin mirarlo siquiera.

—Y una vez más, estás equivocada.

Cada vez que Shuri decía eso, la vena de la frente de Lana crecía, y parecía que acabaran de golpearla.

—¿Y qué deberíamos hacer según tú? —lo encaro—. ¿Compartir unas galletas y contar anécdotas de la infancia?

—¿Tienes galletas? —Shuri no pudo evitar reír. Parecía que a Lana le saldría fuego de la cabeza—. Ok, era una broma. No te alteres.

—Yo no me altero.

—Cierto, ese es tu estado normal por lo que me han contado.

—¿Es que has estado preguntando por mí?

El rostro de Shuri se tiñó de rojo y las palabras se le atragantaron en la garganta. Sí que lo había hecho. O más bien, León preguntó por él.

—¡No! Claro que no —negó nervioso. Claramente, Lana no le creyó.

La chica se cruzó de brazos y habló severa.

—Mira, voy a darte el gusto, si así avanzamos un poco con esto. Me llamo Lana Wang. Soy una cambiapieles, un fénix. Soy del reino de Fenshua. No tengo hermanos. Y odio hablar de mi vida, o de la de los demás. Te toca. —Lana sonrió con algo de burla, mientras Shuri permanecía callado, un poco aturdido—. Vamos. ¿De repente no sabes hablar o qué?

Shuri sacudió la cabeza y despejando su mente. La presencia de Lana le imponía. Era difícil hablar sin tartamudear cuando lo miraba a los ojos.

—Ehh... Me llamo Shuri y soy un mago.

La magia de Avalon: Bienvenidos [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora