Capítulo 62: La caída

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Montaron un campamento en la zona de recogida, resguardándose en las naves y en carpas que habían armado. La nave más grande contaba con una enfermería, y allí atendieron a los heridos más graves. Fue un auténtico milagro que ningún estudiante muriera y sus heridas fueran fáciles de curar; al menos, las de la mayoría.

Los profesores de Avalon se encontraban en la enfermería, junto con Eli, Lorca y Peter. Los directores estaban en otra sala, ya que no había espacio suficiente.

Margarita y Brandon hacían todo lo posible por ayudarlos. El elemental se ocupaba de sus compañeros, mientras la enfermera atendía a los profesores, intentando despertarlos.

—Con todo lo que has hecho ya, deberían darte el título de medicina —bromeó Beck con su amigo.

Brandon sonrió, algo aliviado de que Beck conservara un poco de sentido del humor, y no estuviera tan alterado por Peter.

—Ya, tío. A estas alturas podría hasta jubilarme.

Beck observó a su novio de nuevo con preocupación. Se encontraba estable, pero, nuevamente, no despertaba. Tomó su mano y la acarició con el dedo.

«Te dije que te fueras» —pensó—. «¿Por qué no me hiciste caso?»

En el fondo ya sabía la respuesta, pero tenía ganas de gritarle y besarlo por lo que había hecho. Estaba molesto y triste, pero, en el fondo, también orgulloso.

Brandon le puso una mano en el hombro.

—Se recuperará —le aseguró realmente convencido—. Ya hemos comprobado que nada puede con los Evans.

Beck sonrió, intentando mantener la esperanza. «Va a estar bien» se repetía una y otra vez. Alzó su mano y la besó. «Por favor, despierta» rogó.

Colín entró en la sala con varias botellas de agua y se las entregó a los presentes, deteniéndose en Lorca al final.

—Ten. —Le dio la botella.

—Gracias. ¿Has visto a mi padre?

—Sí. Está bien, tranquilo.

—Quiero ir a verlo, pero no me dejan.

—Debes guardar reposo —insistió la enfermera.

—¿Lo ves?

Colín se rio.

—Has sido muy valiente, Lorca. Cuando tu padre despierte, se sentirá muy orgulloso de ti.

—Ya lo está —aseguró Margarita.

Lorca sonrió.

El profesor Reverty era demasiado grande y ocupaba mucho espacio en la enfermería, así que estaba en otra sala, siendo atendido por los elfos. Lorca quería estar con él, pero se había lastimado una pata y dado un golpe muy fuerte, aunque se sintiera bien, lo mejor era que guardara reposo. Y Reverty entraría en cólera si supiera que lo priorizaban a él en lugar de a su hijo.

—Gracias por estar aquí, Colín.

El cambiapieles se ruborizó por la dulce mirada del centauro y comenzó a ponerse nervioso, lo cual hizo reír a Lorca.

«Nunca me había fijado en lo guapo que es» pensó, provocando que ahora él se pusiera un poco rojo. Carraspeó y bebió de la botella, intentando ocultar su vergüenza.

De repente, Lex entró en la enfermería para ver a Peter. Había estado en otra sala cuidando de Di. El elfo estaba bien, pero necesitaba descansar. Parecía que estaría en cama un tiempo.

—¿Cómo estás, Lorca? —le preguntó al centauro. Era quien más cerca se encontraba de la puerta.

—Bien. ¿Qué tal los demás? ¿Cómo está Di?

La magia de Avalon: Bienvenidos [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora