Capítulo 2: El ángel del norte

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Tras la comida, Roxy salió a pasear por el patio para explorar el lugar. Se había criado en un enorme castillo, en una isla alejada del resto del mundo. En su reino convivían distintas razas, pero, al final, todos eran de Lion King, por lo que su cultura terminaba siendo la misma. Avalon, sin embargo, era más moderno, pero con la esencia de un cuento de hadas, parecía que en cada rincón podrías encontrar algo nuevo y mágico. Cada persona que veía era como todo un mundo a descubrir.

Después de un rato paseando, el viento azotó su pelo hacia la izquierda, y al girarse observó de nuevo el pozo de la entrada. Era muy bonito, con un arco trenzado de color azul claro; había dibujos en la piedra de sirenas, con un ligero brillo plateado. Tal vez solo fuera curiosidad, o una vocecilla interna que la alentaba a acercarse. Se aproximó a él, escuchando un extraño eco en el interior, pero antes de que pudiera asomarse, unas risas bastante desagradables irrumpieron en sus oídos.

Al girarse vio al mismo grupo de chicas que habían estado cuchicheando en el comedor, riéndose. Una de ellas tenía una larga melena rubia, ondulada, e iba vestida de blanco, rojo y negro. Les dijo algo a sus amigas, y una de ellas movió su mano en una dirección. Roxy observó como una raíz salía del suelo, interponiéndose en el camino de una chica, que caminaba algo distraída con el móvil. El grupo se rio con burla, mientras observaban, a la espera de que la joven se cayera. Roxy trató de avisarla y corrió hacia ella lo más rápido que pudo.

—¡Cuidado, detente!

Solo atinó a apartarla de un empujón, haciendo que cayera de culo en el suelo, pero impidiendo que lo hiciera en un charco de barro. Al final la que terminó en el fango, fue ella.

El grupo de chicas fue el primero en comenzar a reír, seguido por varias compañeras que se encontraban alrededor. Roxy se puso colorada y agachó la cabeza, avergonzada. Tenía los zapatos y la falda llenos de barro, y hasta se había salpicado en la camiseta y un poco en la cara.

—¿Estás bien? —le preguntó la otra chica.

Era una joven de cuerpo ancho y piel negra, que por las marcas blancas en su piel, podía deducir que se trataba de una ninfa.

—Sí, estoy bien —contestó Roxy, mientras la ayudaba a levantarse.

Seguía con la cabeza gacha, le ardían los ojos y toda la cara, estaba muerta de vergüenza, tanto que quería llorar.

—Gracias por ayudarme. Y lo siento mucho, ni siquiera miraba por donde iba.

—No importa. —Roxy se sorbió la nariz—. Siento haberte empujado.

—No, descuida. De verdad, siento lo que ha pasado.

—No sé vosotras, pero yo he sentido como temblaba el suelo —dijo una chica morena del grupo, haciendo reír a las demás.

—Voy a cambiarme —dijo Roxy, marchándose a toda prisa.

La ninfa solo pudo ver como Roxy se marchaba, sintiéndose culpable al comprender que la había salvado de una jugarreta.

La ninfa solo pudo ver como Roxy se marchaba, sintiéndose culpable al comprender que la había salvado de una jugarreta

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La magia de Avalon: Bienvenidos [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora