Capítulo 37: Contigo siempre

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El reino de Encanta ocupaba ahora el bosque de Fenizh, dejando solo una parte del bosque a la ciudad. En aquel terreno junto a las montañas, sobre un acantilado, vivían los Evans en una lujosa casa. A Peter le gustaba salir a pasear de vez en cuando por la frontera con Encanta. El bosque de Encanta era hermoso, con las hojas de los árboles y arbustos de un color rosa escarlata, y las flores en tonos rosados. Aquel verano, cuando Peter tenía catorce años, salió a pasear por Encanta, una tarde que se quedó solo en casa. Sus padres estaban trabajando y Lex de vacaciones con su madre y su padrastro, así que este verano pasaría mucho tiempo solo.

Se internó en el bosque de Encanta y lo admiro en el camino, le parecía tan bonito. Encanta tenía una majestuosidad difícil de definir. De repente, junto al río se topó con alguien que no había visto en todo el año, no desde que se graduó del instituto de Fenizh, Beck, el hijo de, probablemente, la persona que más odiaba su padre en el mundo. Antes de que pudiera retroceder, este lo vio.

- Hola - lo saludo, amable.

- Eh... Hola - le devolvió el saludo algo cortado.

- Cuanto tiempo.

- Sí...

El ambiente era algo tenso, pero por alguna razón, Beck no parecía querer romperlo.

- ¿Qué haces por aquí?

- Solo paseaba. ¿Y tú?

- Necesitaba un sitio donde pensar.

- Entonces, mejor me voy.

- No - se apresuró a decir Beck -. No hace falta. Es un lugar acogedor, ¿no crees?

Beck nunca había sido malo con Peter, en verdad, de hecho, alguna vez le había salvado de los matones del colegio. Pero siempre fue un chico algo conflictivo. No era un abusón, pero se metía en muchas peleas, aunque Lex también.

- Sí que lo es.

Peter le sonrió amable y Beck le devolvió la sonrisa. Peter podía jurar que jamás lo había visto sonreír. Se apoyó en un árbol y el mayor siguió lanzando piedras al río, haciéndolas rebotar en el agua.

- ¿No sales con tus amigos? - preguntó el cambiapieles. Trataba de ser más amable y sociable de lo que lo había sido en el pasado. Avalon lo había hecho reflexionar sobre muchas cosas, o más bien Darion.

- Lex está con su madre de vacaciones fuera de Fenizh. Viaje familiar.

- Supongo que todavía no lleva muy bien eso de tener un padrastro y un hermanastro.

- Para nada. Y como se ha ido estoy aquí solo...

- ¿Y tus otros amigos? Ya sabes, el elfo y... Perdón, no recuerdo los nombres.

- Di y Dustin.

- Eso. Disculpa.

- Están inmersos en el mundo de los elfos y los príncipes. Y como mis padres trabajan estaré solo todo el verano. - "¿Y yo por qué te cuento esto?", pensó.

- Yo tampoco haré gran cosa. De hecho... - Agacho la cabeza, aparentemente algo triste - no quiero ir a casa.

- ¿Estás bien?

- Sí. De hecho, mejor que nunca. - Se giró para mirarlo -. Solo quiero que acabe el verano y regresar ya a Avalon.

- ¿Cómo es? - preguntó Peter, sonriente.

- Oh, es maravilloso. Hay gente de todo tipo, pero no es como Fenizh. Allí estás en plena naturaleza, hay un contacto con tu entorno que es... mágico.

Beck habló entusiasmado, más ilusionado y feliz de lo que Peter lo había visto nunca. Ya no parecía un hombre gruñón y malencarado, siempre a la defensiva, con esa expresión seria y enfadada. Ahora se veía como el chico joven que era, dispuesto a comerse el mundo. Aunque había vuelto a crecer y estaba más fuerte. No aparentaba los dieciséis, ni por asomo, diecinueve como mínimo. Los genes de oso eran palpables, siempre haciéndolo ver más grande y fiero.

La magia de Avalon: Bienvenidos [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora