Capítulo 52: El ritmo de la jungla (Lex y Morgan)

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Lex y Morgan

La prueba de Morgan y Lex no empezó nada bien. Ninguno era muy bueno con los mapas ni con la naturaleza, y como era de esperar se pasaron horas dando vueltas.

—Definitivamente, nos hemos perdido —admitió Lex después de un rato.

—No jodas. Qué perspicaz, Sherlock —contestó Morgan, sarcástica.

Lex la miró molesto.

—¿Sabes? Podrías reservar tu sarcasmo para alguien a quien le importe. Si es que hay personas que te aguanten.

—Bastante que estoy yo aquí soportándote a ti.

—Si no hubieras repetido, no tendrías por qué estar aquí —murmuró Lex, enfureciendo a la harpía.

—¿Qué has dicho?

—Qué si no hubieras provocado una explosión en la escuela, no estarías aquí. ¿O tu intención era precisamente que te echarán?

—No sabes ni de lo que hablas. Fue un accidente.

—Ya, claro. Pues a mí no me apetece repetir curso, así que centrémonos en esto.

—Te dije que fuéramos en la otra dirección y no me hiciste caso.

—Solo porque yo indique la dirección contraria. ¡Llevamos así horas!

—Otra gran deducción, Sherlock. ¡Te recuerdo que estamos perdidos por seguir tu camino!

—Muy bien, ¡pues di por donde hay que ir!

—¡Ni siquiera sé dónde estamos!

Lex soltó un bufido.

—Eres insoportable —dijo dándole la espalda a la harpía y volviendo la vista al mapa.

—De repente tenemos algo en común. —Morgan se sentó en una roca. Odiaba este maldito examen. Lo de colaborar no era lo suyo y menos con alguien tan quejica como Lex—. ¿A dónde se supone que vamos ahora? —preguntó irritada.

—¡Estoy pensando! —Se podían apreciar los nervios de Lex desde lejos.

—Vale. ¿Voy a por un cubo de agua por si te empieza a salir humo de la cabeza?

—Vale, ya sé de qué vas. ¿Y sabes qué? Das mucha pena.

—¿Ah, sí?

Morgan se levantó de nuevo y se acercó amenazante a Lex. No podía negar que le sorprendía que se le estuviera encarando.

—Eres ridícula. Vas de chica mala, ruda y distante, actuando como si odiaras a todo el mundo, cuando realmente lo que más deseas es que alguien te dé un poquito de atención. Ese es un cliché muy de mala de instituto, ¿no te parece?

—Prefiero ser la mala, antes que el intento de galán, con pinta de tío duro, que en el fondo es un cachito de pan —dijo con burla—. Los héroes cliché me dan náuseas.

—Por chicas como tú es que me gustan los tíos.

—Por chicos como tú las harpías somos solo mujeres.

—¿Y hay alguna que te soporte?

Morgan rio.

—Estás jugando con fuego, chaval —le advirtió con cierto deje de diversión.

—Uhhh, qué miedo das —dijo Lex, sarcástico—. Mira, estoy harto. Ambos necesitamos aprobar este examen; sobre todo tú que si suspendes te echarán de la escuela. Así que, ¿podemos intentar encontrar esa maldita bandera y así separarnos de una vez?

La magia de Avalon: Bienvenidos [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora