La magia de Avalon: Bienvenidos [Libro 1]

Capítulo 58: Siempre lo he hecho

Al día siguiente, Greg, Eric, Lex y Beck se reunieron en el despacho del director para discutir todo lo ocurrido con la fotografía y la pelea.

—Eric no tuvo nada que ver —intervino Greg cuando lo citaron—. Todo fue cosa mía. Él trató de disuadirme, pero yo no le hice caso. No lo castigue por esto. Su único error siempre ha sido defenderme.

Greg se sentía más culpable por haber metido a Eric en un lío, que por lo que había hecho. Aunque comprendía que esta vez se había pasado, y sabía que pagaría las consecuencias.

Tras darle muchas vuelta, Arcos tomó una decisión y fue citando a los implicados en la pelea para decretar su castigo.

—Es muy triste que habiendo terminado prácticamente el año, tengamos que tomar esta decisión, pero no me has dejado otra opción —le dijo a Greg, apenado—. Lo que has hecho es muy grave y no es tu primer incidente. Has comenzado peleas con Lex durante todo el año, y te lo hemos pasado, porque crearíamos que podrías madurar, pero ya es acoso, y no lo vamos a tolerar. Greg, quedas expulsado de Avalon. Recoge tus cosas. Te irás esta misma tarde. —Greg no dijo nada, sabía lo que le esperaba—. Estoy realmente triste y decepcionado. Tienes mucho potencial, Greg, y sé que no lo has pasado bien. Espero de todo corazón que encuentre un buen camino y lo sepas seguir.

—Lo siento...

—No me debes ninguna disculpa a mi. Puedes marcharte.

El elfo salió del despacho al borde del llanto. Ya está. La había cagado y esta vez no se lo iban a perdonar.

Fuera del despacho se topó con Di, el cual lo miraba con tanta decepción, que sintió como si le hubiera dado una bofetada nada más verlo.

—¿Y bien? —le preguntó.

—Me ha expulsado, para siempre. Era lo que esperaba.

—Pues yo no esperaba esto de ti.

—Lo sien...

—¡No te disculpes! Conmigo no. —Di se sentía realmente mal, como si Greg le hubiera traicionado. Se habían criado juntos, era uno de sus mejores amigos, y lo estaba perdiendo—. Te he defendido durante años, Greg, porque te conozco... o creía que lo hacía. Y pensaba que en el fondo eras un buen chico, pero me equivocaba. Humillas a Peter, sacas del armario a Beck, y luego te peleas con Lex. Esta vez te has pasado y yo ya no puedo defenderte.

—Lo sé.

—Cuando de verdad seas ese buen chico que creí conocer, llámame. Hasta entonces, no quiero volver a saber nada de ti.

Di se marchó llorando, realmente destrozado por tener que decirle eso a Greg. Pero había límites, y Greg ya los había sobrepasado. No solo la cago con la foto, no frenó la pelea con Lex, al contrario, la deseaba. Puso sus vidas en peligro por una riña estúpida, y ya no podía seguir justificando sus acciones. Si de verdad quería cambiar, lo haría por su propia mano. Sino, pues este era un adiós definitivo.

Tras recibir a Greg, Arcos habló con Lex. El muchacho estaba destruido. Peter seguía inconsciente en la enfermería y no se le había permitido verlo. Solo Beck y los profesores podían acompañarlo. Además, Beck ni siquiera quería verlo rondar por allí, estaba muy enfadado.

Llegados a ese punto, recibiría cualquier castigo sin reproche alguno. Se sentía culpable por todo lo ocurrido, solo había conseguido empeorarlo todo.

—Tus acciones han sido terribles. La pelea no solo te puso en peligro a ti, sino a tus compañeros. Te advertí que si esto volvía a pasar te expulsaría, y debería hacerlo, —Lex agacho la cabeza, apenado—, pero no lo haré. —Lo miro sorprendido—. He tenido una conversación con algunos profesores y todos estamos de acuerdo en que, aunque obraste mal, tú repentino ataque de ira fue normal en una situación así, y más tratándose de ti. Delia intercedió por ti y me convenció de darte una segunda oportunidad. —Lex se sorprendió bastante por aquello, jamás imaginó que la profesora Delia lo defendería—. No obstante, mereces un castigo. Así que, sintiéndolo mucho, repetirás curso. Quizá así puedas empezar de nuevo con otra perspectiva. No es seguro para ti ni para nadie, que sigas avanzando en estas circunstancias. Espero que esto te ayude, y te conviertas en el gran mago que todos sabemos que eres, Lex. Porque, aunque no lo creas, muchos aquí seguimos confiando en ti, no pienses que te hemos dado por perdido.