– Ann, ¿si pudieras irte a cualquier lugar en este instante a dónde irías?
– A ninguna parte, estoy bastante cómoda aquí.
Estaba echada en una manta sobre el césped bajo la sombra de un árbol. El único ruido que oía eran las hojas moverse por el viento y a lo lejos el canto de los dragones. Tenía un fin de semana libre por delante y dinero para gastar con mi mejor amigo. ¿Dónde más iba a querer estar?
– ¿Y tú?– le pregunté en un murmuro.
– A Poniente.
– ¿Qué puedes querer en Poniente que no haya aquí?– medio abrí los ojos por la claridad y me encontré a Alden lanzando piedras a la orilla del lago.
– Ese el problema, que no lo sé. Toda la información que hay está en los libros contada por navegantes extranjeros. Quisiera verlo con mis propios ojos– abrió los brazos y señaló su panorama imaginario–. Imagina las montañas tan altas que se pierden entre las nubes, o los desiertos, o la nieve. ¿No sería increíble ver todo eso?
Pues sí, pero la idea no me llamaba demasiado.
– Deberíamos ir algún día– opinó–. Cuando seamos mayores y tengamos más dinero, ¿no crees? Escapar para ir a recorrer el mundo en nuestros dragones.
– Creo que mis padres enviarían a Troy por nosotros y luego nos descabezarían en la plaza para darle nuestros cuerpos a Rodian– comenté, para de repente mostrarle una gran sonrisa–, pero si no nos atrapan podríamos atravesar el Mar Angosto después. Adoraría ver los restos de la antigua Valyria.
– ¡Sí!– exclamó emocionado–. Pero yo te esperaría a una distancia segura, ese lugar tiene sus peligros y no quisiera morir tan joven.
– Marica– murmuré, a lo que él me lanzo una piedrita a la cabeza.
– ¡Ouch!
– Hay que ahorrar, Ann– dijo sentándose al lado mío–. Ahorrar para salir de aquí y empezar a vivir.
Ahora he crecido, ya no tengo 12. He atravesado medio mundo a lomos de mi dragón, tengo dinero, el tiempo y la energía para atravesar la otra mitad, pero no tengo a mi mejor amigo... tengo a su clon.
Los príncipes Jacaerys y Lucerys no eran los mejores combatientes de su edad que hubiera conocido. Mientras los dos me atacaban con sus espadas tratando febrilmente de asestar algún golpe mortal encontré que Jace era ágil, pero no lo suficiente y Luke tenía el potencial para ser osado pero era inseguro.
– Si tienes una oportunidad tómala– le dije a este último–. No lo pienses demasiado, sólo hazlo.
– Entiendo.
– De nuevo– exclamé limpiándome el sudor de la frente.
Esta vez Jace fue el primero en atacar, más rápido, con más fiereza. Me agradaba, tenía esa mirada de determinación que me decía que no solía rendirse tan fácil y que siempre buscaba mejorar. Luke había sabido escucharme y por un momento casi logra hacerme tropezar. Sonreí, pero no le dije nada.
Al final, en un movimiento que no supe de donde vino Jace me tenía de rodillas con la espada contra mi cuello, pero Luke estaba en suelo derribado frente a mí, una de mis dagas suspendida sobre su pecho y la otra en su cuello.
– Bueno, con eso mueres otra vez– observé guardando ambas armas en mis botas y poniéndome en pie–, pero al menos esta vez tu hermano consiguió vengarte sin morir en el intento.
Le extendí la mano para ayudarlo a levantar y él la tomó.
Desde unos metros más arriba escuchamos un par de gritos de victoria junto con aplausos. La princesa Rhaenyra celebraba el encuentro y su esposo nos miraba con una leve sonrisa.
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Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)
FanfictionLos Targaryen dominaron todo Poniente bajo la idea de ser los últimos jinetes de dragón. En su ignorancia creían, al igual que los Velaryon y los Celtigar, ser los últimos vástagos con vida de la Antigua Valyria. No lo eran. De hecho, nunca lo fuer...