– ¿Quién lo envía?
– No sé.
– Pero, ¿y qué crees que signifique?
– No sé, Rhaena.
– ¿Crees que sea de King's Landing?
Sólo la mención del castillo bastó para que recordara a la persona que me había dicho esas palabras semanas atrás.
– Aegon.
Rhaena frunció el ceño y luego empezó a negar varias veces con la cabeza.
– ¿Aegon? ¿En serio?
Ni siquiera se molestó en ocultar su profunda decepción.
– Él me dijo exactamente esto el día que llegué a King's Landing, fue en...
Una taberna de mala muerte donde creí que me iban a acuchillar por sólo respirar.
¿Si quería verme no podía ser en otra parte menos... peligrosa?
– ¿En dónde?
Me guardé el papel en el bolsillo y fui por mi capa.
– Creo que iré por aire fresco.
– ¿Cuál aire fresco? ¡Es el mismo que hay adentro!– me alcanzó y me agarró por los hombros–. Dime que no irás a verte con él.
– Bien, entonces no te lo diré.
– ¡Ana!
– ¡Me dijiste que no te dijera!
– Es muy tarde, puede resultar peligroso lo que... sea que vayan a hacer.
– Sólo hablaremos– la tranquilicé–, además tengo mis dagas y a Raleigh. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
– No considero que sea una buena idea.
– Estaré bien.
Rhaena no parecía nada convencida, es más, la preocupación la consumía, pero sabía que no tendría forma de detenerme.
– Tienes hasta el amanecer, si no vuelves para entonces iré con Baela a buscarte donde sea que estés, ¿entendido?
– Sí, madre.
Me dio un empujón juguetón y yo me fui corriendo.
Raleigh no iba a estar nada feliz con este paseo.
Encontrar un lugar donde Raleigh pudiera descender en medio de la ciudad fue más difícil de lo que creí, finalmente pudo hacerlo frente a una capilla que tenía una pequeña plaza en frente lo suficientemente grande para él. Era una suerte que fuera de madrugada y el sitio estuviera completamente vacío.
– Quédate cerca, ¿sí?– le di una última caricia en el hocico y él se elevó.
Cuidado.
Me saqué las dos dagas de las botas y las agarré con fuerza antes de empezar a caminar maldiciendo a Aegon mentalmente, aunque también era mi culpa. ¿Yo por qué accedí a esto?
A medida que me acercaba a la taberna el ruido se iba haciendo más fuerte y la concurrencia de la gente en las calles también era mayor, casi parecía que fueran las 8 de la noche.
– Creí que no vendrías– me dijo una voz desde atrás tocándome la espalda baja.
Estuve a nada de girarme y clavarle la daga en la garganta.
– Idiota, te pude haber matado– me giré y le enseñé las dos dagas. Él sólo se limitó a sonreírme.
– Es bueno verte otra vez, mi lady.
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Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)
FanfictionLos Targaryen dominaron todo Poniente bajo la idea de ser los últimos jinetes de dragón. En su ignorancia creían, al igual que los Velaryon y los Celtigar, ser los últimos vástagos con vida de la Antigua Valyria. No lo eran. De hecho, nunca lo fuer...