Capítulo 45

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Las únicas personas sorprendidas cuando le salté encima a Lucerys y traté de ahorcarlo fueron Haven, mi madre y el mismo Lucerys.

- Ann, aquí no- gruñó Haven jalándome por la cintura y apartándome de Luke mientras yo seguía repitiendo que era un mal amigo, un mentiroso y la peor persona del mundo.

- Lo siento, Dary, no podía decirte.

- ¡Cállate!

- ¿Qué es lo que les pasa a ustedes tres?- mi madre estaba furiosa, casi tanto como yo-. En caso de que lo hayan olvidado hay un hombre luchando por su vida allá.

- Lady Daella, Aemond no puede...

- Aemond aún estando del lado de ustedes hizo lo que hizo conmigo y con Rals, así que el que esté ahí está merecido- interrumpí señalándo a Luke.

- No merece morir.

- Eso dependerá de él ahora.

Estaba enojada, pero también me sentía triste y traicionada. Podía esperar una mentira de esa magnitud viniendo de Aemond, pero de ¿Luke, Joffrey y Jace? ¿Cómo podían mentirme así a la cara después de lo que había hecho por ellos?

Me alejé de Luke nuevamente y Haven me siguió.

- No me digas que tengo que calmarme- lo corté cuando vi que estaba abriendo la boca-. Estoy calmada.

- No iba a hacerlo- dijo levantando las manos en muestra de rendición-, pero debo asegurarme de que estés bien. Me parece que tu estado actual podría influenciar en Raleigh y su decisión.

Raleigh, al otro lado del patio, se veía igual de tenso que yo y parecía que en cualquier momento le saltaría encima a alguien para devorarlo.

Tranquilo, Rals. Todo está bien.

Me froté los brazos nerviosa al tiempo que veía a Aemond golpearse la cabeza con las manos. Estaba sufriendo... mucho.

- Moriría por saber lo que ve- murmuró Haven.

- Yo no.

Unos eternos minutos después Aemond se quedó muy quieto y empezó a parpadear rápido mientras miraba a su alrededor.

- Creo que lo logró.

Haven tenía razón porque después de eso Aemond se puso en piey me levantó el dedo pulgar antes de saltar al agua para nadar a la siguiente prueba. Y yo me encontré sonriendo de verdad, aunque borré la sonrisa de inmediato recordando que estaba molesta con él.

Sigue así, Aemond.

El siguiente vaso se lo bebió con mucho menos entusiasmo, pero su efecto pareció afectarlo igual de rápido porque por algún motivo empezó a llorar mientras, arrodillado, miraba con los ojos desorbitados el agua que lo rodeaba. Algo muy bueno o muy malo debía estar viendo en ese reflejo porque verlo así no lo habría esperado nunca.

- No te lances, idiota- murmuró Haven con los dientes apretados.

Aemond estiró la mano para tocar el reflejo y Haven y yo nos agarramos el uno al otro, presas del pánico, a la expectativa de lo que fuera a pasar, pero Aemond, para nuestra sorpresa y crédito suyo, no hizo nada estúpido. Sino que se puso de pie, se secó las lágrimas con brusquedad y sacudió la cabeza.

Una vez más volvió a mirarme y a hacerme señas de que todo estaba bien.

Vamos, una última vez y ya.

Se frotó la cara y respiró hondo antes de lanzarse de clavado al agua y nadar finalmente a tierra firme donde agarró la copa y miró su contenido con temor antes de bebérselo.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora