Capítulo 53

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Estaba por amanecer cuando terminamos de organizar el primer plan de acción del norte ante la guerra.

Le había dicho a mi madre que a primera hora iría a solucionar el asunto de la resurrección milagrosa de Alys a Dragonstone, pero estaba demasiado cansada para otro viaje tan pronto. Además de que primero quería pasar a ver a Laysa en Driftmark. No podía imaginar lo angustiados que debía tener a Luke y Rhaena. Me encargaría de todo, pero por ahora quería más tiempo con mi familia aquí.

– Tía, ¿puedes venir con nosotros?– me preguntó Daegar junto a Elina.

Yo los seguí hasta una de las murallas del castillo. El cielo estaba gris pero en el horizonte podían verse bellos tonos cálidos del amanecer.

– Hablen, pulgosos.

Daegar y Elina se miraron.

– Hay algo raro que nos ha venido sucediendo– inició Eli–. Los tres hemos tratado de buscarle una explicación, pero...

– ¿Los tres?

– Daegar, Kiana y yo...– hizo una mueca de lástima–. Nos sucedía a los tres, y desde ese día que Kian... bueno... en Daegar y en mí sólo ha aumentado...

– ¿Qué cosa, Eli?

No entendía nada.

– Podemos... ver a través de los ojos de otros seres– contestó–. Empezó en sueños. Soñábamos que éramos nuestros lobos... nos reconocíamos entre nosotros, cazábamos juntos, bebíamos agua... pero era demasiado real. Al despertar encontrábamos las presas que habíamos devorado la noche anterior y llegamos a la conclusión que no eran sueños.

Fruncí el ceño y miré a Daegar.

– Rickon dijo que cada vez que tiene esos sueños hace todo para despertarse. No le gusta hablar de eso, odia cuando sacamos el tema.

– ¿A él también le pasa?

– Sí, pero si le preguntas lo negará hasta el fin.

– ¿Qué decía Kiana?

– Le encantaba– murmuró Elina–. Real o no, amaba ser Norris.

– ¿Por qué no me lo dijeron antes?– inquirí.

– Porque eran sólo sueños. Pensamos que tal vez hubiéramos conectado profundamente con los lobos, así como conectamos con los dragones. Creíamos que era otro tipo de lazo...

– Pero...– dije y Eli suspiró.

– Ahora sucede mientras estamos despiertos.

Eso me sorprendió y eso era decir bastante considerando todo lo que había visto a lo largo de mi vida.

– ¿Cómo?

Daegar se encogió de hombros.

– Pasa cuando no estamos haciendo nada muy interesante, limpiando las armas, organizando libros... momentos donde empiezas a pensar demás. Es cómo si sólo desconectaramos de nuestro cuerpo y de inmediato somos ellos.

– Nos hemos visto a nosotros mismos a través de nuestros lobos, tía– Eli me agarró el brazo–. Es una locura. No he leído nada parecido en ningún libro. No sé qué es ni por qué sólo nos pasa a nosotros.

Estaba asustada. Yo no, pero sí estaba ligeramente sacada de onda.

– Deben tranquilizarse– dije mirándolos y tomando sus manos–. Es extraño, sí, pero no parece ser algo para preocuparse demasiado. Son sus lobos, los conocen. Ni ellos ni ustedes son malos, no los veo saliéndose de control o lastimando a alguien... Sólo recuerden que no son ellos, ¿sí? Hay dos corazones entre estas costillas que tienen propósitos aquí como humanos.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora