Capítulo 38

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Estaba dormida cuando llamaron a la puerta.

Si era Aemond otra vez le iba a pegar. ¿Por qué no podía hablarme a una hora razonable?

Abrí con fastidio.

Era Luke.

Mi expresión cambió al ver su semblante de preocupación.

– ¿Qué pasa? ¿Qué tienes?– le pregunté dejándolo pasar.

– ¿Aemond va a morir?

Me quedé callada unos segundos pensando qué debía decirle. ¿Era correcto decirle la verdad? En todo caso ¿por qué le preocupaba él?

– ¿Lo llevas a morir?– repitió a lo que yo finalmente negué.

– El Oasis de los Dioses es una oportunidad de reconciliación con su pasado y su presente. Si pasa las pruebas, vivirá y podrá ir a casa.

– ¿Y si no? ¿Muere intentándolo?

– Sí.

– ¿No hay otra manera de que enfrente la justicia?

– ¿Por qué te interesa, Luke?– pregunté pasándome la mano por la cara–. Él se lo buscó. Hizo lo que hizo, me ofrecí a mantener el secreto con una condición y aún así se lanzó a soltarle todo a mi familia con tal de saber de Alys. Si está en esta posición es por su culpa.

– No creo que deba morir– opinó.

– ¿Por qué?

– Podría poner el armisticio en riesgo. Su familia podría revelarse contra la tuya y no quiero que se vean involucrados en lo que vinieron a tratar de solucionar.

– El armisticio se llevará a cabo independientemente de lo que pase en las islas.

– Pero...

– Se hará lo que dijo mi madre– zanjé empezando a perder la paciencia.

– ¿Dijiste que son pruebas, verdad?– yo asentí–. ¿Puedes ayudarlo entonces?

– ¿Qué demonios? ¿De dónde viene todo ese amor repentino por Aemond?– solté–. Ya dime, sé qué pasa algo.

– No quiero que muera, quiero que pague– me aclaró mirándome a los ojos–. Si lo dejas morir llamándolo justicia, ¿qué te hace diferente de él o Alys?

– ¿De verdad me vas a comparar?

– Tú no eres una asesina– replicó a lo que yo apreté la mandíbula–. Eres justa y buena, mejor que ellos.

Había tanta seguridad en sus palabras que por un segundo quise creerlo, pero estaba tan, pero tan equivocado.

En el mundo no sólo había gente buena y mala. Todos éramos un poco de ambos, un poco de agua y fuego, un poco de luz y oscuridad. 

– Ayúdalo, Daryan– suplicó.

– ¿Cómo puedes defenderlo después de todo lo que ha hecho?

– No lo defiendo ni lo hago por él... Sólo creo que todos tenemos derecho a una segunda oportunidad.

– Le di una segunda oportunidad en Storm's End el día que casi te mata– le recordé–, le di una tercera en Dorne. No le daré una cuarta, ni loca.

Luke se dio la vuelta, molesto, y abrió la puerta.

– Bien– dijo.

– ¿Bien qué?

– Lo ayudaré yo entonces.

Me eché a reír y él pareció airarse más todavía.

– Eso no va a pasar– le aclaré todavía con una sonrisa en la cara.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora