Capítulo 7

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La mañana siguiente no me despertó Arry, sino Rhaena Targaryen.

¿Estaba viendo bien?

- ¿Rhaena?- murmuré sumida en la confusión-. ¿Qué haces aquí?

- Es hora de irnos.

Me senté y me froté los ojos con las palmas de las manos.

- ¿Irnos a dónde?

- A Dragonstone, la reina accedió a que vinieras con nosotros.

- Pensé que nos quedaríamos unos días más.

- Esa era la idea, pero anoche las cosas se salieron de control en la cena y la princesa considera que es mejor que nos vayamos cuanto antes.

La tarde anterior había llegado tan cansada que tomé un baño y me fui directo a la cama sin cenar. Ni siquiera había atardecido.

- ¿Qué pasó?

- Aemond y Aegon pasaron.

Solté un suspiro y me levanté de la cama. Habría esperado que después de pasar la tarde juntos Aegon decidiera comportarse mejor con sus sobrinos.

- Entiendo.

Acordamos encontrarnos en Pozo dragón en dos horas y finalmente salió.

Luego del baño y de ponerme nuevamente mi ropa normal fui a desayunar con Aegon, Helaena y Aemond para mi desgracia.

- Buenos días- me senté en una silla vacía y les sonreí a los presentes-. Por ahí un pajarito me contó que me perdí la parte dos del drama familiar matutino.

Aegon bufó irritado y Helaena siguió comiendo en silencio.

- Ya nadie es capaz de aguantar una bromita.

Arry me dijo que estrelló a Lucerys contra la mesa, y que Jace golpeó a Aemond para que luego este lo empujara.

Comimos en silencio hasta que Aegon volvió a mirarme.

- ¿Sí te irás con ellos?

Yo asentí con la boca llena sin levantar la cabeza.

- ¿Por qué?

- ¿Por qué te importa tanto?- intervino Aemond-. Con quien decida irse no es nuestro problema.

- Pregunto porque es mi amiga, ¿sabes lo qué es eso, hermano?- Aegon lo miró con rabia-. No, no lo sabes, tus únicos amigos son tus libritos y tu puta espada. Y si no fueras un maldito idiota le hubieras dado una oportunidad y así te darías cuenta de lo increíble que es tener a alguien como ella en este lugar.

Mi corazón dio un vuelco ante esas palabras y no pude evitar mirarlo con sumo afecto.

- Mírate Aegon, ¿quién lo hubiera imaginado?- Aemond sonrió mientras alternaba la vista entre los dos-. Sabía que te gustaban las callejeras, pero nunca pensé que te enamorarías de una.

Mi mandíbula cayó a lo que Aegon presionaba la suya con más fuerza, y Helaena... bueno, Helaena seguía comiendo.

- Todos están aquí, maravilloso- dijo la reina al entrar-. Lady Daryana, ¿puedo charlar con usted ahora que termine de desayunar?

Nunca me hizo más feliz la presencia de la reina Alicent como en ese momento.

- De hecho ya terminé, alteza, no tengo mucho apetito esta mañana- conseguí decir con una falsa sonrisa mientras me ponía de pie lista para huir.

Salimos y empezamos a andar, ella entrelazó su brazo con el mío y yo me contuve de no empujarla.

- Lady Daryana, debo disculparme con usted- comentó a lo que yo fruncí el ceño.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora