Capítulo 63

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Esta pesadilla era diferente. Aemond volvía a ser el protagonista, pero al despertar y verlo en mi habitación viéndome de la misma forma que en el sueño lo hizo mucho peor. Quise buscar mis dagas, pero no las encontré por ninguna parte y me sentí desnuda.

— Se llevaron nuestras armas— me dijo.

— Voy a matar a Haven cuando lo vea.

— Conociéndote, te creo.

Lo miré furiosa y él se levantó y caminó hacia mí. El pánico que me generaba tenerlo cerca seguía latente, pero no iba a mostrarlo.

— ¿Todavía me tienes miedo?— me preguntó.

— Sabes que nunca te he tenido miedo.

Eso lo hizo reír.

— Me parece tan hipócrita que finjas estar molesta cuando yo soy el que debería estarlo.

— Si quieres una disculpa por haber matado a Alys mejor devuélvete por donde viniste y espera sentado.

— No quiero que te disculpes por eso.

— Maravilloso, porque no pensaba hacerlo.

Aemond estiró una mano para tocarme el hombro y yo salté del otro lado de la cama, poniendo toda la distancia posible entre nosotros.

— ¿Quieres hacer el favor de calmarte? No voy a hacerte nada.

— Eso no lo sé.

— ¿De verdad me crees capaz de hacerte daño?

— ¿Ahora mismo? Sí.

— Sabes perfectamente que entre los dos soy el que mejor domina sus emociones.

— Ay, Aemond, nos metieron aquí precisamente para que no tengas que hacerlo. ¿Quieres gritarme? Adelante. ¿Quieres desquitarte? Hazlo, pero...

— ¡No me vas a decir qué hacer o qué no!

Rodeó la cama con rapidez y me acorraló contra la pared. Yo lo empujé y él me empujó a mí de los hombros, pegándome de nuevo contra esta.

— Suéltame— gruñí.

— No hasta que me digas por qué lo hiciste.

— ¡Sabes porqué!

— ¡Sé por qué la mataste, pero no sé ni entiendo cómo pudiste ocultarmelo por tantos años!— exclamó furioso.

— ¿¡Por qué te lo diría!?

— ¡Porque era mi prometida! ¡En su lugar todos ustedes me hicieron creer lo peor! ¡La hicieron quedar como la mala!

— ¡Ella era la mala!

— ¡No lo era!

— ¿¡Cómo es que después de tanto sigues tan cegado por la idea que tenías de ella!?— le grité—. Si en ese entonces ella hubiera sido la mitad de la mujer que es hoy te valdría tu enojo, es más, me arrodillaría, te entregaría mi daga y hasta te dejaría vengarla. Pero esa Alys era una desgracia para el país, y lo mejor que te pudo pasar es que...

— ¿Qué? ¿Que tu la mataras?— bufó—. ¿Se supone que te dé las gracias entonces?

— No, pero...

— ¿Alguna vez pensaste en decírmelo al menos?

— Sí.

— No te creo.

— ¿Sabes por qué no lo hice?— lo traté de empujar pero él no se movió ni un poco—. Porque harías dos cosas: Una, posiblemente la tomarías contra mi familia. Y dos porque...

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora