Caminamos de la mano por la ciudad como una hora antes de que una tormenta cayera sobre nosotros. Puede que hubiera signos de ella, pero estábamos demasiado ocupados divirtiéndonos como para notar el cielo oscuro.
El trueno nos sacó de nuestro sitio a ambos y al segundo siguiente las gotas chocaban contra nosotros cada vez más duro. La brújula y el mapa estaban seguros en mi abrigo así que eso no me preocupaba demasiado. Aún así me subí la capucha mirando donde podíamos refugiarnos.
— Vamos a mi apartamento.
Aegon me volvió a tomar la mano y me guió.
— ¿También tienes apartamento aquí?
— Sí.
— Así que eres rico—observé.
— Yo no diría eso.
—Me dijiste que también tienes otro en Lys.
—Y en Braavos— agregó.
— ¿Cuándo vas a decirme qué hiciste para comprar tres apartamentos en las ciudades más grandes de Esos?
— Nunca— me sonrió, inocente.
— ¿Hiciste cositas ilícitas?
— Es posible.
— ¿Te ganas la vida haciendo cositas ilícitas?
— No siempre.
— Quiero saber cómo te has mantenido por casi dos años.
— Créeme no quieres, bonita.
— ¡Aegon!— exclamé a lo que él se detuvo abruptamente y me tapó la boca con una mano dándome una mirada de advertencia.
A la gente alrededor no le importaba un comino nuestra conversación, además el fuerte ruido de la lluvia y el jaleo hacía difícil escuchar así fuera una simple palabra, un simple nombre.
Aegon apartó la mano sin dejar de mirarme a los ojos.
— Llámame como quieras en privado, pero no me llames así en público— dijo con seriedad—, por favor, Daryan.
— Lo siento.
No dijo nada más. Yo tampoco. Estaba demasiado ocupada viendo las gotas de agua deslizarse por su rostro como para hacerlo. Seguía sin poder creer que estuviera frente a mí.
Se relamió los labios e instintivamente bajé mi mirada a ellos.
Ambos teníamos asuntos pendientes y ahora, ante la repentina cercanía, parecía que no sólo estaban por salir a la luz, sino por estallar en nuestras narices.
— ¿Qué tan lejos está el apartamento comprado con dinero potencialmente sucio?— le pregunté acercando mi rostro al suyo.
— Está cerca... pero no lo suficiente.
Ahora no sabía si hablaba del apartamento o de nuestros labios.
— ¿Por qué quieres llegar tan rápido?— llevó una de sus manos a mi mandíbula y con el pulgar acarició suavemente mi labio inferior.
¿Qué me había preguntado?
— Hay que terminar lo que empezamos esa noche en King's Landing— conseguí decir antes de que Aegon me estrellara contra la pared más cercana y por fin uniera sus labios con los míos.
Era tan brusco.
Me encantaba.
Envolví mis brazos alrededor de sus hombros al tiempo que gemía sobre sus labios, lo que lo hizo sonreír. Profundicé el beso y enredé mis dedos con el cabello que caía sobre su nuca.
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Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)
FanfictionLos Targaryen dominaron todo Poniente bajo la idea de ser los últimos jinetes de dragón. En su ignorancia creían, al igual que los Velaryon y los Celtigar, ser los últimos vástagos con vida de la Antigua Valyria. No lo eran. De hecho, nunca lo fuer...