Volver a Winterfell era volver a todo lo que había perdido. El castillo había perdido para siempre parte de la vida que tenía. Lo que antes me hacía más feliz ahora sólo me entristecía.
– Hola, Norris– saludé al lobo huargo de Kiana al que había prometido cuidar y me arrodillé frente a él a acariciarlo mientras dejaba que me lamiera la cara–. Te traje algo para que comas, pero lo calentaré un poco para ti, ¿sí? Se enfrió bastante durante el viaje.
En el salón principal estaban Cregan, Troy, Rickon y Daegar organizando y planeando decenas de cosas de las que no quería formar parte por el momento. No había rastro de Elina ni mis padres.
– Tía– cuando Daegar me vio distinguí un par de profundas y oscuras ojeras bajo unos ojos felices de verme. Se levantó y me abrazó con fuerza.
– ¿Hace cuánto no duermes?– le pregunté sosteniendo su rostro tan joven y tan cansado.
– Duermo todas las noches sólo que no demasiado.
No era el único.
– ¿También tienes pesadillas?
– Todos las tenemos– murmuró con amargura.
– ¿Dónde está Elina?
– Entrenando– contestó Troy sin levantar la vista de un rollo de pergamino.
Eso me sorprendió.
– ¿Quiso retomar las armas?
Daegar ladeó la cabeza e hizo una mueca a lo que yo miré a Troy.
– ¿La estás obligando?– inquirí más agresiva de lo que pensé.
– Debe aprender a defenderse.
– Debe aprender por decisión propia. Sabes que odia pelear.
– En cualquier otra circunstancia sabes que la habría dejado decidir, pero no cuando su vida está en riesgo– Troy me miró y yo negué con la cabeza–. Es la última hija que me queda y no tiene un dragón. Hago esto porque quiero que viva.
– Sólo es una medida de prevención– intervino Cregan, tranquilo–. La enviaremos a las islas días antes de la batalla junto a Daegar.
– Que no– espetó este, indignado–. Voy a pelear.
– Ya te dijimos que no– Troy seguía viendo a cualquier lado menos a nosotros.
– ¿Por qué no? Tengo tanto derecho a defender el norte como ustedes.
– Porque tienes 15.
– ¿Y? Personas más jóvenes que yo han peleado en las guerras.
– Nunca ha habido una guerra como esta y que los dioses me condenen si te dejo formar parte de ella.
– Mamá, tengo a Laren, puedo hacer una diferencia.
– Que no.
– Pero...
– Daegar– Cregan le dio una mirada de advertencia y el joven cerró la boca para marcharse echando humo.
Yo me quedé muy quita mirando a los tres junto a la mesa.
– Quiere ayudar– murmuré.
– ¿Quieres que pelee?– me preguntó Rickon.
– En lo absoluto, pero me estoy poniendo en sus zapatos. Recuerdo muy bien lo que es tener quince y perder a una de las personas más importantes de mi vida, sé lo que te hace– me acerqué y apoyé las manos en la mesa alternando la vista entre todos–. Necesitan hacer a esos niños parte de esto, deben sentir que tienen un propósito.
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Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)
FanfictionLos Targaryen dominaron todo Poniente bajo la idea de ser los últimos jinetes de dragón. En su ignorancia creían, al igual que los Velaryon y los Celtigar, ser los últimos vástagos con vida de la Antigua Valyria. No lo eran. De hecho, nunca lo fuer...