Durante la cena no fui capaz de mirar a Daeron a la cara. Seguía sin poder creer que me hubiera robado un beso frente a los niños, y no cualquier beso sino ¡El primero!
Aún así eso no afectó mi apetito. Sin embargo, esta vez me moderé con la cantidad de porciones.
— Dioses, esto está exquisito— escuché que murmuró Aemond sobre unos rollitos rellenos de carne.
— Helaena, pásame ese plato frente a Aemond— pedí en voz baja.
— Dudo que sea de su agrado, lady Daryana— intervino el mismo Aemond—. Puede llegar a ser algo picante para una dama.
— Me arriesgaré— le dije con una sonrisa nada amable.
Idiota.
Me comí el primer rollito en tres mordiscos. Estaba muy bueno.
— No está tan...
De acuerdo, sí estaba picante.
Exhalé por la boca y me agarré a los bordes de la mesa con fuerza. Sentí que los ojos se me aguaron y un súbito calor subir por mi pecho, quemándome.
— ¿Te pica, hermanita?— sonrió Troy.
— Para nada— mentí limpiandome las lágrimas.
— Deberías beber algo— opinó madre sin levantar la vista de su plato.
— Por aquí hay agua, zumo de manzana, leche...— dijo Alys a lo que yo sacudí la mano para que se callara.
— Pásame la leche.
Ella lo hizo y yo me serví un vaso entero. Me lo tomé de un solo golpe notando que había llamado la atención de algunos otros.
Tardé un par de segundos en sentirme mejor.
— ¿Otro rollito?— me ofreció Troy a lo que yo la miré de mala gana.
Fui por otro vaso de leche.
— Esta leche es rica, ¿es de cabra?— le pregunté a nadie en específico antes de empezar a beber.
— Me parece que es de almendras— contestó la princesa Aliandra a lo que casi me atoro.
— ¿De almendras?— repitió madre bajando los cubiertos de golpe.
— Sí, ¿por qué?
Salí corriendo a mis aposentos, pero no pude llegar ni a la mitad de camino cuando la respiración se me empezó a entrecortar.
— Tranquila, hija— madre me sentó en una banca que había cerca y me aflojó el corsé con rapidez—. Respira hondo.
— No... pue... do, mamá.
El aire me faltaba y todo el cuerpo me empezaba a picar.
Troy pasó corriendo como un rayo en busca del botiquín de emergencia de madre y padre, recién aparecido, se arrodilló frente a mí.
— ¿¡Qué comió!?— le preguntó a madre.
— Tomó leche de almendras.
— ¿Leche de almendras? ¿¡Qué clase de basura vegana es esa!?— espetó, irritado.
— Ahora no, Aegar.
— Tranquila, estrellita. Te vas a poner mejor— prometió antes de levantarme en brazos para llevarme a quien sabía dónde.
Quería moverme y clavarme las uñas por todo el cuerpo, pero ni siquiera tenía fuerzas para eso. Cerré los ojos y traté con todas mis fuerzas de buscar aire.
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Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)
FanfictionLos Targaryen dominaron todo Poniente bajo la idea de ser los últimos jinetes de dragón. En su ignorancia creían, al igual que los Velaryon y los Celtigar, ser los últimos vástagos con vida de la Antigua Valyria. No lo eran. De hecho, nunca lo fuer...