Capítulo 40

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Troyan

Desde que Daryan se fue todo el lugar se había vuelto muy silencioso. Había el ruido usual, pero no se sentía igual. Los primeros días eran tranquilos, pero eventualmente esa tranquilidad se convirtió en aburrimiento. Todos hacíamos lo que debíamos hacer y nos comportabamos como los líderes que éramos, pero en las noches odiaba irme a dormir sin nada en lo que pensar, sin nada memorable o divertido en mente.

No creí que nadie sintiera lo mismo hasta que una mañana me senté a desayunar con Jace, Joffrey y Helaena.

– Te ves triste– fue lo primero que me dijo la princesa.

– Estoy cansada– repuse tomando un sorbo de café–, y aburrida.

– Yo también la extraño– admitió Joffrey–, cada vez que me acostumbro a tenerla cerca algo pasa y se va.

No pude evitar sentirme culpable por eso que dijo.

– ¿Cómo eran los días en tu hogar la primera vez que vino aquí?– inquirió Helaena.

– Iguales– reconocí encogiéndome de hombros–. Daryan en casa no es como aquí, allá es bastante reservada y... uraña. Se la pasa leyendo o entrenando o atravesando el cielo con Raleigh...

– Suena muy parecida a Aemond– comentó Helaena.

– ¿No sale con amigos o algo?– me preguntó Joffrey.

– Sólo tiene una amiga y es incluso más reservada que ella, pero es buena, ambas se hacen compañía.

– Por lo menos tendrá a Luke– intervino Jace.

– Sí...– suspiré antes de dar otro sorbo.

Pero no era suficiente. Daryan necesitaba a su familia, y eso ella nunca lo había entendido del todo.

Ya me aseguraría de hablar con ella más tarde, pero primero terminaría este aburrido día.

Aquí el tiempo parecía correr hacia atrás, especialmente cuando hablaban los hombres. Llegaban momentos en la jornada donde mi mente se desconectaba totalmente y el idioma dejaba de ser palabras para convertirse en sonidos fastidiosos que decidía ignorar.

– ¿Troyan?

Dirigí la vista a mi madre y levanté las cejas.

– Disculpa, madre. Me distraje un momento, ¿podrías...?

– La familia Targaryen ha accedido comprometer al príncipe Joffrey con la princesa Coryanne y al príncipe Daeron con la princesa Aliandra– me informó.

Dos Targaryen, uno de los negros y unos verdes con cada princesa Martell. Buena táctica de ambos bandos para anular rivalidades con el sur.

Miré a Daeron que mantenía una expresión seria. Aliandra tampoco estaba precisamente extasiada con el compromiso. Fuera como fuera, Daryan iba a estar destrozada cuando se enterara.

– Hemos avanzado mucho estos días y aquí es una tradición cerrar estos acuerdos con compromisos– prosiguió a lo que yo tensé la mandíbula y junté mis manos sobre la mesa–. Me parece que lo más prudente es hacer lo mismo.

¿Con quién me quieres comprometer, madre?

– Estoy de acuerdo– asentí.

Cumpliría mi deber, lo haría porque para eso nací.

– Lord Cregan nos parece el mejor prospecto.

Miré a Cregan y él me sonrió débilmente.

– Creo que somos los indicados para unir de una vez por todas el fuego y el hielo– comenté con una sonrisa.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora