Capítulo 34

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Por un buen rato estuve sentada a la orilla del mar con nada más que el ruido de las olas y mis tormentosos pensamientos. En el cielo se veía por primera vez la constelación completa del Cazador, aquella que de igual manera brillaba la noche que hice lo que le hice a Alden, y que como cada año, marcaba el aniversario de su partida de este mundo.

– ¿Daryan?

Cerré los ojos y dejé caer la cabeza hacia adelante.

Dioses, ahora no. Hoy no.

– Quiero estar sola, Luke– espeté con más brusquedad de la que pretendía, cosa que enseguida me hizo sentir peor–, por favor.

– Sí, lo imaginé, pero... eh, yo te traje algunas frutas y postres del almuerzo por si tenías hambre y...– se acercó y dejó las cosas a mi lado–. No quise molestarte, lo juro, sólo quería ver que estuvieras bien.

Volví a llorar y escondí la cara entre mis manos. No podía mirarlo. Me negaba rotundamente a hacerlo.

– Ay, no... Daryan, no llores, por favor– se arrodilló frente a mí y me pasó la mano por el cabello–. Nunca sé qué hacer para consolar a los demás.

Esas palabras me hicieron reír en medio del llanto, y fue como si no hubiera reído en años.

– ¿Pasó algo? ¿Por qué estás así?

Más llanto.

– De acuerdo, no más preguntas– su voz trataba de sonar tranquila, pero sabía que estaba alterado por toda esta situación.

Levanté la cabeza y tomé el coraje de mirarlo a la cara.

– Es el aniversario de la muerte de Alden.

No podía ver el color de su rostro, pero supe que había palidecido ante esas palabras.

Abrió la boca un par de veces buscando las palabras adecuadas para hacerme sentir mejor seguramente, pero no pareció conseguirlas.

– Y Aemond y Alys saben lo que le hice– sollocé–. Se enteraron anoche después del baile.

Ante esa información sí tuvo qué decir.

– ¿Cómo?– frunció el ceño y me agarró por los hombros–. No vayas a pensar que fui yo. Yo nunca...

– Ya sé que no fuiste tú– lo tranquilicé.

– ¿Cómo se enteraron entonces? No me creo que les hayas dicho tú.

– Eso no importa, la cuestión es que lo saben y en cualquier momento Aemond puede soltarlo ante todas estas personas o Alys puede enviar un cuervo y...

– Iré a hablar con él– trató de ponerse de pie y yo lo agarré.

– ¡No!

– Lo convenceré de que no diga nada.

– Ya me lo prometió, pero no le creo, Luke. No puedo creerle nada.

– ¿De alguna forma se enteró y te prometió guardar el secreto? ¿Por qué? No suena a algo que él haría– opinó dándome una mirada seria.

– Porque la forma en la que se enteró los compromete a él y a Alys– expliqué.

– ¿Ellos te hicieron algo?

Me quedé callada y él se puso de pie de golpe.

– Lo voy a matar. Los voy a matar a los dos.

Lo sostuve por ambos brazos y lo miré. Jamás lo había visto tan enojado. De hecho, nunca lo había visto enojado, y honestamente daba algo de miedo.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora