Capítulo 56

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– Odio estar aquí sabiendo que podría ser mi última noche con vida– suspiró Jaehaera mirando a la chimenea–. Tampoco es que haya muchos lugares donde preferiría estar siendo honesta... casi todas las personas que amo están aquí, así que...

– ¿Qué quieres hacer?– le preguntó Jaehaerys mirándola de lado.

– Beber.

– Apoyo– intervino Maelor poniéndose de pie.

– Y yo– intervino Aegon, todavía con el pómulo morado.

– La bodega del castillo está abierta– les dijo Cregan–, tomen todo lo que quieran, la casa Stark invita.

– ¿Dónde queda?– preguntó Aegon.

– Nosotros sabemos– murmuró Jaehaera de mala gana, pero resignada a la compañía de su padre–. Vamos.

– Troy, ¿por qué no cantas una canción para animar un poco?– le pregunté a lo que ella hizo una mueca.

Troy había dejado de cantar desde la muerte de Kiana, pero valía la pena hacer el esfuerzo.

– Canta tú.

Abrí la boca y Luke me la tapó con una mano.

– Mejor no.

Le mordí el dedo y él apartó la mano, sacudiéndola.

Rhaena empezó a cantar una canción, seguida por Baela y Visana y luego por todo el que se la supiera.

Aemond me extendió una mano y yo lo miré.

– Sigue sin gustarme bailar.

– Una última vez.

Hice un mohín.

– Joder, espero que no.

Bailamos un rato y para cuando hubo un grupo de músicos presentes yo me eché a reír.

– ¿Recuerdas nuestro baile en King's Landing el día de la coronación de Rhaenyra?– le pregunté–. Cuando los mellizos te llevaron ese velón inmenso para que te sentaras me él.

Él suspiró.

– Sí, te veías extrañamente bien ese día.

– ¿Extrañamente?

– No iba a decírtelo, moriría antes de hacerlo.

– Recuerdo que no dejebas de mirarme– sonreí–. ¿Qué pensabas al verme?

Él se detuvo, y todavía con una de sus manos en mi cintura y la otra entrelazada con la mía, me miró muy seriamente.

– Te imaginaba...

Fruncí el ceño.

– ¿Me imaginabas cómo?

– Sin el vestido.

Mi boca se abrió ligeramente y fue su turno de sonreír.

– Creo que ese vestido plateado siempre fue mi debilidad– se acercó a mi oído y susurró–. También lo usaste durante tu décimo tercer cumpleaños cuando...

– Ya sé, ya sé, no lo digas– le tapé la boca, pero aún así pude ver la diversión en todo su rostro.

– ¿Dary?

Luke me ofreció su mano y yo le sonreí.

– ¿Por qué estás tan roja?– me preguntó, curioso.

– Le recordé algo que hizo hace mucho– contestó Aemond.

¿Hizo?

– ¿Qué? ¿Cuándo tuvieron sexo en el trono de hierro?

Mi boca y la de Aemond cayeron ante el impacto.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora