Capítulo 41

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- ¿Por qué estamos aquí?- Luke se puso la manos en las caderas mientras me veía quitarme las botas. El resplandor del sol en la arena lo tenía con los ojos (y la cara) arrugados.

- Tras esas rocas hay un sendero que lleva a una laguna- les señalé-. Iremos allí, necesito ver cómo nadan antes de que se maten entrenando.

- Pensé que no podía dejar el castillo- intervino Aemond.

- Los terrenos del castillo abarcan como media isla.

Yo iba adelante, guiándolos.

- ¡Daryan, espera!- exclamó Luke a unos metros atrás-. ¿Cómo puedes caminar descalza por esas piedras?

Toda mi vida estuve rodeada de naturaleza. Crecí acechando a los dragones y persiguiéndolos por las islas, corriendo y saltando, tropezando y resbalando. Cuando era más joven un día no había sido divertido si no llegaba a casa despeinada, sucia y llena de aruños. Esos dos llevaban toda su vida caminando pisos de mármol, recorriendo ciudades en carruaje y entrenando en un sitio cerrado. No sabían nada, así que era comprensible el reto que esto suponía para ellos. Aún así no intenté ayudarlos. Si se caían, se caían. No iba a llevarlos de la mano, ni siquiera a Luke. Debían aprender cómo yo lo hice.

La laguna seguía igual de bella que como la recordaba, con el nivel de sus aguas un poco más bajo de normal, pero suficiente para cubrir a cualquiera de los tres, incluso a la vara de Aemond.

Cuando por fin llegaron, ambos estaban rojos como tomates y Luke jadeaba como si hubiera corrido por decenas de kilómetros.

Tuve que detenerlo de saltar al agua.

- Reposa un poco.

Aemond se sentó en una roca a limpiarse el sudor de la cara y Luke se terminó echando bajo un árbol, destruido.

Cinco minutos después lo dejé meterse al agua. Saltó hecho una bola. Yo sonreí. Su técnica de nado era mala, pero cumplía con mantenerlo a flote y en movimiento, lo cual era suficiente.

Cuando fue el turno de Aemond y se quitó la camisa no pude evitar recorrer con la mirada una inmensa cicatriz en su pecho.

- ¿Qué te pasó ahí?- le pregunté.

- No te importa.

Entró al agua y se detuvo cuando el agua le llegó al cuello.

Desde una roca les expliqué las correctas técnicas de brazadas y patadas, la major manera de mantenerse a flote con el menor esfuerzo posible y la correcta forma de respirar.

Luke era el más entregado de ambos y el más entusiasmado. Aemond, aunque parecía querer morirse, también lo intentaba sin replicar tanto.

- ¿Por qué no entras?- me preguntó Luke.

- Porque Aemond me ahoga.

- No voy a ahogarte- murmuró este, aunque no le creía.

La verdad era que no me gustaba mucho entrar a esa laguna en particular. Muchos recuerdos yacían en esas aguas cristalinas.

Al cabo de una hora de más práctica les dije que nadaran de extremo a extremo seis veces en estilo libre.

Luke hizo 3 de 6, Aemond 4. Pero para como habían llegado esta mañana estaba muy bien.

- Lo hicieron muy bien- reconocí, orgullosa-. Soy una excelente maestra.

Luke se quedó flotando un rato mientras yo me comía una naranja y Aemond se secaba.

- ¿Daryan?

Luke me señaló con la cabeza algo que al parecer sólo se veía desde su posición así que fui y al llegar a su lado mi corazón casi se detuvo.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora