Capítulo 48

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Odiaba levantarme tan temprano, pero quería despedirme de los niños antes de que partieran al norte a visitar a la Guardia de la Noche. Por algún motivo era algo que ellos disfrutaban, yo los había acompañado dos o tres veces para conocer El Muro, pero encontraba particularmente irritantes a los llamados cuervos. La mayoría eran criminales malportados, irrespetuosos y abusadores. Por eso me aseguraba de que todas mis niñas fueran bien armadas, listas para cortar cualquier mano que les pusieran encima.

– ¿Segura que no quieres venir, tía?– me preguntó Kiana.

– Aquí estoy bien, linda– dije acariciándole el cabello castaño–. Ayudaré a Elina con sus estudios de piromancia.

– Qué aburrido.

Kiana podía ser la menor, pero era la que más me recordaba a mí de mis tres sobrinos. Amaba explorar y viajar y siempre le había seguido la par a los mayores pese a tener sólo 12 años.

– Los quiero aquí antes del atardecer, ¿entendido?

– Sí– me sonrió y yo le di un beso en la frente–. Dejaré a Norris contigo, ¿lo cuidarás por mí?

– Por supuesto.

– Sentado Norris. Quédate con la tía Daryan.

El lobo obedeció y la niña salió corriendo a despedirse de sus padres.

– Dary, ¿sabes algo de mi bisabuela Rhaenys?– me preguntó Laysa mientras se colocaba sus guantes.

– Dijo que estaría aquí para el almuerzo– le dije–. Para cuando regreses seguro ya ha llegado.

– Les traeré algo a ambas– prometió.

– Gracias, linda.

Se despidió y corrió con los demás chicos.

– Dioses, odio madrugar– Viserys apareció bostezando mientras se pasaba la mano por el cabello.

– Abre bien los ojos– le golpeé el hombro–. Como me entere que dejaste que alguno de esos imbéciles cuervos tocara a Kian, a Saera o a Laysa, te cortaré las pelotas y se las daré a este lindo lobito de aquí, ¿entendiste?

– ¿Te han dicho que eres demasiado protectora?

– Sí, ahora largo.

– Te traeré un pedazo de hielo– bromeó alejándose.

– Que mejor traiga una esposa– dijo Aegon a lo que yo sonreí.

– Diviértanse– le dije dándole un abrazo de lado.

– No dejes que la floja de Visana duerma hasta el medio día, por favor.

– La despertaré con un balde de agua helada– le dije.

– Mejor con agua hirviendo para que la sienta más.

– ¡Adiós, tía!– escuché gritar a Daegar que ya tenía su máscara puesta.

– ¡Kimi, ven!– Laysa se trepó en su dragón y se alzó en vuelo al tiempo que Kiana.

Los dragones más pequeños eran Kimi, Mick y Lando, pertenecientes a Laysa, Aerion y Kiana respectivamente. Los más grandes eran los de Viserys y Aegon por obvias razones.

Ocho dragones se elevaron en el aire y con ellos Daegar, Kiana, Laenar, Saera, Aerion, Laysa, Aegon y Viserys.

Yo me quedé viéndolos hasta que sus manchas desaparecieron el horizonte y luego volví a dormir otro rato con Elina. Cuando desperté entrené un poco con Rickon y luego fuimos por algo de comer a las cocinas.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora