Capítulo 60

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El invierno había convertido King's Landing en un lugar lúgubre, oscuro y frío. El Red Keep también parecía haber perdido color mientras recorría sus pasillos.

A Jace y Laenar los encontré de casualidad y quedó muy claro por sus reacciones que no esperaban verme tan pronto. Ambos se veían miserables, pero para este punto eso era algo normal con los sobrevivientes.

— Hola, Dary— Laenar se acercó y me abrazó con cuidado.

— Hola, cielo— nos separamos y coloqué mi mano en su mejilla—. ¿Cómo estás?

— Estoy haciendo todo a mi alcance para evitar cualquier emoción humana posible.

Lo miré con lástima y él se volteó a ver a su padre.

— Padre y yo queremos darte las gracias por haber enviado a Saera con Daegar anoche.

— No hay nada que agradecer.

— Hijo, ve por Aerion, por favor, dile que ya casi es hora.

Laenar obedeció no sin antes darme un apretón en el hombro sano.

Jace estaba rígido como una estatua mientras yo me acercaba.

— Lamento no haber podido venir ayer a los funerales.

— Yo también lamento haberme perdido la ceremonia de Troy.

Quise gritar y tirar abajo todo el jodido castillo, pero en vez de eso me senté en una banca y apoyé los codos en las rodillas, muy quieta. Jace se sentó a mi lado y nos quedamos en silencio unos segundos.

— ¿Tú también deseas que hubiera sido al revés?— le pregunté en voz baja.

— Sí.

Estiró una mano hacia adelante y vi lo mucho que temblaba.

— Laenar y yo aplicamos la misma táctica de duelo, pero creo que él la domina mejor que yo.

Agarré su mano y le di un apretón.

— Deben dejar de contenerse— le advertí—. Tienen que sentir sus pérdidas.

— Lo que tengo es medio país destrozado que reinar y tres hijos adolescentes que críar solo— me soltó la mano y se cruzó de brazos.

— ¿Cómo está Aerion?

— No come, pasa del llanto a la altanería en segundos y se va a volar en Mick todo el día, todos los días.

— Déjame llevármelos a los tres a las islas un par de semanas.

Jace me miró como si hubiera perdido la cabeza.

— ¿Para qué?

— ¿Cómo que para qué? Esos niños necesitan espacio y tiempo. Deja que vayan a ver el sol y el mar.

— No, Daryan.

— Jace, no están bien, ninguno lo está. Daegar escapó al bosque por días, Saera huyó también, Laenar finge que nada pasó y ya viste cómo está Aerion— enumeré con los dedos—. Necesitan espacio.

— Yo no. No puedo dejar que te los lleves, son lo único que me queda de ella.

— De acuerdo, no insistiré más, sólo... piénsalo.

Jace respiró hondo y yo saqué un pergamino arrugado de mi bolsillo.

— Ten.

— ¿Qué es esto?

— Te lo envía Cregan. Léelo a solas y piensa en eso también.

No me hizo caso y lo leyó ahí mismo, cuando terminó volvió a mirarme como si estuviera loca y yo fruncí el ceño.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora