Capítulo 15

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Un año entero había pasado cuando lo sentí.

Voy a casa.

Casi escupo el desayuno. Traté de comunicarme con Raleigh, de preguntarle qué había pasado, si ya la guerra había acabado o si nunca había empezado. No soportaba la ignorancia. Estuve loca todo el día, no veía la hora de verlo. Me quedé toda la tarde viendo por la ventana hacia el este, buscando un punto negro que se hiciera cada vez más grande. Primero esperé en la ventana de mi habitación, luego en uno de los balcones del castillo, luego fui a la playa y me la caminé por dos horas de un lado a otro. Al final terminé yendo a la cueva de Raleigh y le organicé todo (en realidad ya estaba ordenado, simplemente necesitaba sentir que hacía algo para no perder la cabeza). ¿Cuánto podía demorarse en volar hacia acá en un solo trayecto? Estaba calculando las horas y ajustando el horario cuando escuché su particular rugido, aquel que podía reconocer entre cien dragones.

No lo había visto y ya estaba llorando.

Tocó tierra firme sacudiendo el piso y yo me le lancé encima, mis brazos envolviendo su cabeza y mi mejilla presionada contra el rugoso valle entre sus ojos.

– Nunca más, Raleigh– sollocé–. Nunca más.

No había palabras que describieran lo mucho que lo había extrañado. Era algo que sólo él y yo sabíamos, que sólo él y yo sentíamos.

Me separé un poco y le sonreí.

– ¿Cómo estás, amigo? ¿Rhaena te envió?

Sí.

– ¿Están bien por allá?

Lo están.

Rals se giró y se inclinó, como si quisiera que lo montara, pero cuando vi un paquete atado a su silla entendí que no era eso lo que quería.

– ¿Qué es esto, amigo? ¿Presentes desde Poniente?

Tomé el paquete y lo empecé a abrir mientras Raleigh tomaba agua en el lago frente a su cueva. No veía ningún signo de peleas o de desnutrición en él, se veía bastante sano.

Me senté y observé el interior del paquete con curiosidad al tiempo que el dragón se echaba tras de mí y se enrollaba a mi alrededor. Deseaba montarlo otra vez después de tanto, pero sabía que estaba cansado, si había podido aguantar un año entero sin duda podía esperar un par de horas.

Saqué un primer sobre de cuero y lo abrí. Adentro habían numerosos pergaminos enrollados y sellados. Tomé el de más arriba, emocionada. No me esperaba nada de esto.

Mi querida Daryana.

Si estás leyendo esto es porque Raleigh llegó con éxito hasta ti. Tomamos muchas medidas de precaución para que el contenido de este paquete no cayera en manos enemigas.

Espero que la amargura de tu partida se haya disipado de tu corazón y hayas encontrado algo de alivio en tu hogar junto a tu gente.

Debo informarte que mi hija nació una luna después de tu marcha. Era una niña justo como afirmaste. En un principio estábamos seguros de su nombre: Visenya, pues bien sabes la clase de mujer que era quien lo portó décadas atrás, pero debido a los recientes eventos, mi familia y yo decidimos nombrarla Visana, con la idea de que una parte de ti, así sea de tu nombre, permanezca siempre a nuestro lado.

La idea de una guerra ha atormentado esta familia desde hace mucho, antes de que tú nacieras si quiera, y sabíamos que el peligro de esta llegaría incluso si tu hermana no nos lo confirmaba.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora