Capítulo 26

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— Cuando dijiste que sabías usar el arco esperaba mucho más que esto si te soy sincero.

— ¿En algún momento pedí tu opinión, querido Joffrey?— solté mientras contaba las flechas que me quedaban en el carcaj.

En la diana frente a mí no había ni una sola flecha clavada en el centro de la media docena que habían, todas estaban alrededor.

— ¿Esto es por Daeron?— me preguntó a lo que yo me detuve y lo miré fijamente.

— ¿Qué tiene que ver él?

— Pensé que te gustaba. Troy y yo sabemos que se gustan— se encogió de hombros, orgulloso—. Aunque también pensábamos que te gustaba Jace porque...

Parpadeé confundida y levanté las manos.

— Alto, alto ahí... ¿Desde cuándo tú y mi hermana hablan de ese tipo de cosas a mis espaldas?

— Oh, en la hora del té. Es bastante agradable. A veces nos preguntamos si solamente te gustan menores o...

Estaba petrificada.

— La voy a matar— dije finalmente a lo que él sonrió—, y a ti también, pequeña sabandija.

Corrí para alcanzarlo y él desenvainó su espada, sosteniéndola sobre mi pecho y dándome una mirada desafiante.

—¿Con que quieres pelear, pequeño príncipe?— le sonreí, preparada—. Perfecto.

Joffrey era solo dos años menor que Luke, pero peleaba tan bien como él y era igual si no es que más determinado y osado que Jace, lo que lo hacía un contrincante increíble.

— ¿Será posible que ambos bajen las espadas para venir a saludar a la familia que no ven hace días?

La voz de Jace me desconcentró y Joffrey aprovechó la oportunidad y me desarmó, victorioso. Yo lo miré con el ceño fruncido y lo empujé, gesto que de inmediato me devolvió por lo que empezamos así una ridícula pelea de palmadas y empujones.

— ¡Ey!— Jace se metió y a cada uno le pasó un brazo sobre los hombros—. Qué bueno verte, Jace. ¿Qué tal el viaje? Bien gracias, hermano. ¿Cómo has estado? Muy bien, Daryan, aprecio tu interés.

Nos chocó las cabezas a Joffrey y a mí y ambos lo empujamos, zafándonos.

— Vamos adentro, la reina desea verlos— nos dijo a ambos, divertido.

Lo miré a los ojos y él me sonrió. Habían pasado días que se sentían como semanas. Estaba feliz de verlo, tan feliz que su mera presencia me desconcentró y perdí una pelea contra un chico de dieciséis.

Estaba tan jodida.

— ¿Y Baela?— le pregunté para que Joffrey notara que tenía bien presente a su señora esposa embarazada.

— Adentro, irritable y con ganas de arrancarle la cabeza a cualquiera que miré en su dirección— contestó—. Vamos, hay mucho que discutir antes de que lleguen tus padres.

Sentí algo saltar en mi pecho cuando Jace me guió al castillo con la mano en mi espalda baja. Tragué duro y traté de no darle importancia.

Íbamos entrando cuando Troy se estrelló con nosotros en las puertas. Me agarró de los hombros y me sacudió.

— ¡Están aquí!

Fue lo único que dijo antes de salir corriendo a reunirse con Rocío. Yo me quedé paralizada unos segundos, alternando la vista entre ella y los hermanos.

Rhaenyra y Daemon aparecieron inmediatamente, con todos sus hijos detrás.

— Majestad, alteza— saludé, todavía confundida.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora