Capítulo 37

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Esa tarde empezó oficialmente el armisticio, pero no estuve demasiado concentrada las primeras horas y me la pasé divagando sobre el viaje de regreso a casa.

Lo que me trajo de regreso fueron las quejas de lord Tully sobre un grupo de vándalos que iban quemando aldeas en las tierras de los ríos por el desprecio que tenían hacia los acuerdos. Querían una guerra, probar su valía en el campo de batalla y se estaban desquitando con inocentes.

— Tal vez no les resulte importante, pero hace días destrozaron la taberna de Rodrick y Sara, una humilde pero respetada familia que...

Me tensé ante esas palabras y me volví hacia el hombre.

— ¿Ellos están bien?

— Fallecieron en el incendio junto con una docena más de personas que estaban dentro.

El mundo se detuvo y cuando empezó a moverse sólo lo hizo en vueltas a mi alrededor.

El hombre frunció el ceño mientras me miraba.

— ¿Usted los conocía, lady Blacksun?

Asentí débilmente. Sentía que me hundiría hasta el piso.

— Ellos... fueron las primeras personas que conocí cuando llegué aquí hace cuatro años.

Me dieron comida y un techo bajo el que dormir. Me contaron historias y escucharon las mías. Me trataron con gentileza y atención. Me dieron un hogar y una razón para confiar en la gente de este lugar.

Y ahora están muertos.

Cerré los ojos y me pasé la mano por el cabello, que semanas antes una de las gemelas había cortado.

— No sabía que los conocía.

— Los visité hace unas semanas en el pueblo— dije.

— Eran buenas personas.

Sí, pero la muerte no discrimina.

Miré a mis padres con súplica. Sabían lo que quería y sabía que no me lo negarían.

Mis padres se miraron un segundo antes de asentir con la cabeza.

Troy me apretó el hombro con delicadeza y yo coloqué mi mano sobre la suya, pero me levanté antes de que fuera hacer alguna estupidez como llorar en medio de ese montón de gente.

Me llamaban la Dama Dragón. Creía que hacía un bien al intervenir en los conflictos entre los negros y los verdes, creí que haría una diferencia para la gente de Poniente. Eran mis amigos y no estuve ahí para protegerlos.

No era mi culpa, pero tenía el apellido, el dinero, la capacidad para haberlos sacado de ahí y no lo hice. ¿Pero cómo saber lo que pasaría?

Ahora ya no importaba. Una familia que quise había muerto y yo seguía viva, tenía la misión de vengarlos.

— Conozco esa cara— dijo una voz masculina a mi lado.

— Les había prometido a las gemelas un paseo sobre Raleigh el día que cumplieran 13— dije agachando la cabeza—. No tienes idea de lo que me costó convencer a Rodrick.

— Lo siento, Daryan— la voz de Jace era suave y honesta.

— Es por cosas así que desearía nunca haber venido a este lugar.

Se acercó con cautela y me pasó un brazo por los hombros. Yo me zafé con rabia y me alejé. No quería su lástima. Quería estar sola.

***

Estaba organizando mis maletas con rabia cuando Troy entró.

— Tienes que venir— se veía alterada.

Blacksun | House Of The Dragon (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora