Capítulo 10

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Invité a Jungkook a salir esta tarde. Las cosas entre nosotros no han estado bien desde mi declaración, pero tampoco marcha todo mal, tal vez todo eso fue muy sorpresivo para él, lo cual entiendo. Para mí también fue algo inesperado, es decir, esto de las declaraciones, el amor y las citas nunca estuvieron en mi lista, pero ahora pienso mucho en eso, es porque he crecido.

—¿Deseas subir a un juego en especial?

Mamá me dio la mesada adelantada porque le dije que Jungkook y yo teníamos muchas ganas de ir al parque de diversiones. Aun no sabe sobre lo sucedido entre nosotros, se lo contaré cuando Jungkook por fin sea mi novio.

—Umh... en realidad no.

Jungkook se ve precioso, más precioso que siempre. Mis piernas no han parado de temblar desde esta mañana y río sin causa alguna, mi corazón se llena cuando estoy cerca de él, pero he sentido un poco de miedo al pensar sobre lo sucedido, no quería dañar la amistad que él y yo tenemos y protegemos desde hace muchos años, pero realmente quiero intentarlo, quiero demostrarle que también es posible construir una relación a base de amistad.

—Ya sé, te ganaré un osito de peluche, ¿lo quieres?

—Bueno.

Tomé con cuidado la mano de Jungkook y nos dirigimos hacia la zona de juegos y apuestas, alrededor se divertían varios estudiantes que competían entre sí. Yo pagué el monto y me asignaron pequeñas pelotas que deberían ser arrojadas a unos triángulos que destellaban colores, nunca había sido bueno lanzando esas cosas, pero lo intenté. Tras cuatro intentos fallidos, caí derrotado frente a Jungkook, mi orgullo estaba herido, más aun ante el silencio de Jungkook que le restaba importancia al asunto, mirando el juego de otros.

—Deme otra ronda, por favor. —Le pedí al encargado y éste con una sonrisa burlona me los entregó. Volví a intentar, esta vez con mucha más rabia contenida y afortunadamente le di a dos triángulos. Aquel chico me entregó un oso pequeño.— Disculpa, yo gané.

—No todos los tiros, ese es el premio para lo que tú alcanzaste.

No tenía tanto dinero como para gastarlo en este juego, aún nos faltaba visitar más lugares, así que de manera resignada le entregué el pequeño oso a Jungkook, quien me regaló una sonrisa de ánimo.

—Gracias.

—Practicaré y ganaré el oso más grande para ti.

Él me miró por algunos segundos y comenzó a caminar con rumbo a los juegos mecánicos. Jungkook estaba bastante distraído, mucho más de lo usual, a veces no respondía a mis preguntas y se negaba a sujetar mi mano. Estaba tratando de ser positivo, sin embargo sé que algo se ha roto entre nosotros.

—Jungkook...

—¿Sí?

—¿Te gustaría subir a algún juego?

—No lo sé...

—Podemos subir a la montaña rusa, ¿qué tal?

—... vale.

Caminamos con rumbo a la montaña rusa, Jungkook dejó su oso junto a los objetos custodiados y nos subimos al juego. Él estaba ansioso por iniciar, yo estaba muriéndome de miedo, aunque mi rostro se mostraba relajado, quería dejarle en claro que podía protegerlo y que yo no le temía a nada. Lastimosamente nadie gritó más que yo cuando el juego inició y nadie estuvo tan mareado como yo cuando nos bajamos.

Él estaba tan callado que comenzaba a desesperarme, porque se supone que esta es nuestra primera cita y lo único que he hecho es arruinarle el día. El atardecer ha desaparecido hace media hora y empezó a hacer frío, hay más personas invadiendo el parque y menos espacio.

—¿Te gustaría un poco de chocolate caliente, Jungkook? Si quieres...

—Taehyung, yo quiero volver a casa, por favor no te ofendas, estoy cansado y quiero regresar.

—Ah... no, no hay problema, si quieres volvemos...

—Gracias.

Jungkook caminó con velocidad hasta la salida y yo le seguí, tratando de alcanzar su paso, quise decirle muchas cosas, entre ellas que realmente lo sentía, yo había imaginado muchas cosas mejores, quise llevarle a todos los juegos, sin embargo no esperaba que a él no le iban a gustar.

El viento sopló con fuerza, era una noche difícil más que fría. Jungkook solo portaba una camiseta delgada que no le abrigaba del frío, así que sin dudarlo me quité la chaqueta para entregársela, así como en las películas románticas que tanto le gustaban. Él no se opuso y se abrigó con mi chaqueta. Durante todo el trayecto no pudimos hablar mucho, yo estaba temblando, maldiciendo no haber escuchado a mi madre cuando me dijo que llevara un suéter, pero me estaba comportando como todo un hombre, por él.

—Tae.

—¿Qué sucede?

Él nunca se volteó a mirarme, solo continuaba su paso hacia adelante, jugando con el osito que parecía a punto de resbalar de sus dedos.

—¿Por qué yo?

—¿A qué te refieres?

—A que... hay muchas personas en este mundo y tú... decidiste fijarte en mí.

—Bueno, sí, hay muchas personas en este mundo pero nadie se compara a ti, no deberías preguntar ese tipo de cosas.

—Tú y yo somos amigos, somos como hermanos.

—Yo nunca te he visto de esa manera.

—Taehyung...

—Dijiste que estabas confundido, ¿ahora lo tienes todo muy claro?

Nos detuvimos cerca de las tiendas de regalos, el lugar brillaba con colores y mucha gente se asomaba por los ventanales. Mi corazón latía de manera acelerada y sentía mucho dolor, solo quería que Jungkook continuara manteniendo esa confusión y que me diera una oportunidad cuando sienta que ya todo se aclaró en él.

—No lo tengo claro, solo quería saberlo.

—Jungkook, mírame. —Le pedí, él se quedó inmóvil sin saber qué hacer.— Por favor mírame.

—Tae...

No tuvo más opción que mirarme, encontrándose con mis ojos. Ambos no quedamos en silencio en ese momento, para mí muy especial.

—Estoy enamorado de ti, pero eso no cambia nada entre nosotros.

—¿Me lo prometes?

—Te lo juro. —Susurré, acariciando su mentón con cuidado.— Seamos algo más o solo amigos, tú serás siempre mi bebé llorón y yo seré siempre t-

—Super histérico.

—Exacto, tu super histérico, con el súper poder del drama.

Era el apodo que recibí cuando él se enteró que yo le llamaba 'bebé llorón'.

—Tonto. —Respondió, esbozando la segunda sonrisa de la noche y empujó mi hombro.

—Precioso.

Jungkook soltó un suspiro y continuó caminando por la calle, en silencio, hasta que se detuvo en un mostrador de objetos de porcelana que le llamó la atención.

—¡Mira, Tae! —Señaló con felicidad una esfera de vidrio que tenía una familia de osos polares dentro y que eran empapados por nieve que se movía alrededor.

—Oh vaya...

—Uf, es demasiado costoso, mira el precio. —Susurró con desilusión. Esa cosa era muy costosa.

—Es demasiado.

—Lo sé, tendré que esperar hasta Navidad.

—...

Jungkook siguió su camino, pero yo no pude apartar mi vista del mostrador. A Jungkook le gustaban mucho ese tipo de cosas, a mí solo me gustaban los comics y los muñecos de acción. Entendí que él veía la belleza de una manera diferente.

—Tae, ¡apresúrate!

—Ya voy.

Pensaba comprarle esa esfera a Jungkook, a costa de todo.






Jungkook, el chico flor ➳taekook [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora