Capítulo 3

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El sol se coló por las cortinas anunciando la llegada de un nuevo día. A diferencia de las últimas noches, he podido descansar muy bien. No está tan mal sentir la calidez del cuerpo de Jungkook muy cerca del mío, es... tranquilizador.

Pude admirarnos muy de cerca cuando mi visión se aclaró debido a la luz internada en todos los rincones de la habitación. Jungkook tenía los brazos rodeando mi cuello, confiando plenamente en que mi hombro estaría ahí toda la noche para sostener su cabecita y así poder dormir tranquilo. ¿Entonces tanto confía en mí? ¿Tanto como para abrazarse a mí toda la noche, con el cuerpo totalmente desnudo y con la seguridad de que entre mis brazos podría descansar seguro?

Solo tenía que dejar de pensar en tantas cosas, si quería evitar los cigarrillos que olvidé comprar antes de regresar a casa ayer.

Dejé de observar sus labios rojos y ligeramente sonrientes, para recorrer su espalda que cada vez se iba mostrando más a medida que mi mano jalaba la sábana que nos cubría. No me detuve hasta poder disfrutar de su desnudez a todo esplendor. Hasta ese momento no había notado que una de sus piernas se hallaba sobre mis muslos, asegurándose de no dejarme huir de su abrazo. Inevitablemente esbocé una sonrisa.

Acaricié su cintura solo para bajar lentamente hasta su trasero, porque me sentí muy necesitado de cogérmelo una vez más. Mi pene se encontraba más despierto que el resto de mi cuerpo y eso fue suficiente para hacerme perder la cabeza, es que Jungkook solo quiere excitarme


con toda la piel que no me permitía tocar. Es su culpa por haberme hecho aguantar tanto, sí.

Acaricié su entrada lentamente, recordando lo bien que siente estar dentro de él, tratando de que mi respiración no se viera tan afectada, aunque ciertamente ya lo estaba. Me tomé un tiempo para apretar su trasero y dejar una nalgada sobre él, en lo que él se removía sobre mi cuerpo con una expresión confundida.

—Buenos... días. —Su voz suena bonita cuando se levanta.

Él abrió los ojos lentamente y me miró directamente un poco antes de que sus labios esbozaran una sonrisa enternecedora. Sí, me sentí como un tonto al perderme en su carita, pero eso no detuvo mi instinto de acariciar su culito para follármelo.

—Hola bebé.

—T-tae...

Cuando él se giró tratando de entender por qué el aire se colaba por su piel, yo me moví velozmente sobre él, dejándole caer de espaldas y con torpeza sobre las sábanas. Ataqué sus labios en un beso, para poder deslizar mis manos entre sus muslos y separar sus piernas para abrirme espacio entre ellas.

—Quiero hacértelo otra vez —dije con sinceridad, besando su cuello en las mismas zonas que resaltaban algunos chupones míos.

—Me duele un poco. —Supuse que sí, pero no lo haría con tanta fuerza, lo prometo.

—Seré cuidadoso, bebé, ¿me dejas?


—Sí, yo... también quiero.

Admiré entonces sus mejillas rosadas y la sonrisa vergonzosa sobre sus labios, Ah joder, él realmente es mi tipo ideal, su culito también.

Estiré mi mano hacia la mesita de noche y de ella extraje mi botella de lubricante, las cosas serían más fáciles si usaba un poco. Así que deslicé el producto sobre mi pene mientras estimulaba la extensión con una serie de caricias. Segundos después deslicé una pequeña porción en su interior, procurando que mi ingreso sea fácil.

Su entrada se hallaba muy roja y abierta, no al igual que ayer, pero sí en cierta medida. Me excitó saber que el causante era yo y lentamente se la fui metiendo, sin imaginar que se encontrara todavía muy estrecho.

Maldije internamente haberme controlado tanto, me había perdido de algo realmente delicioso durante todo este tiempo. El gemido erótico y chillón de Jungkook me lo confirmó.

Tuve que cubrir su boquita con mi mano libre porque aún era muy temprano, no me pude detenerme incluso si algunas lágrimas habían aparecido sobre sus mejillas. Es un proceso doloroso, ambos lo sabíamos, pero lo disfrutaríamos también. Así que sin pensarlo mucho más, embestí su interior con mucha fuerza, olvidé lo que le había dicho, todo se sentía muy estimulante y placentero, solo pude pensar en eso y en la posición de sus piernas sobre su estómago.

Cuando mi palma se sintió húmeda, la quité de su boca, dejé que sus gemidos resonaran por la habitación, animándome a llevar el mismo ritmo. Sé que le duele y que probablemente su espalda no se encuentra en condiciones de una segunda ronda, pero está aguantando por mí, lo


sé por la manera en la que se está entregando de nuevo, dando lo mejor de sí para que yo pueda disfrutar.

De cierta manera, no me arrepiento de haberle hecho mi novio. Tal vez porque tan asustado del compromiso no estoy, sino de la persona con la que lo haré, así que si se trata de Jungkook, está bien por ahora. Está bien siendo mi novio por ahora.

—¡T-tae, sí!

—Eres mío chiquito, ¿lo sabes?

—S-sí...

Claro que sí. Jungkook es mío, despierta los sentimientos más salvajes y posesivos en mi ser, sentimientos que no sabía que estaban ahí hasta que lo vi irse con otro hombre. Es algo que tuve que asumir. Que Jungkook es mío, que si terminamos algún día y él no quiera verme jamás, él seguirá siendo mío. No dejaré que otro hombre se atreva a tocarlo o merecerlo, él me pertenece, me vale una reverenda mierda lo que digan los libros de auto-ayuda sobre lo de pertenecerse a uno mismo, no, él me pertenece a mí y eso... será para siempre.

Aunque no quiera nada serio con él y aunque probablemente no sienta —exactamente— amor por él. Es mío.

Terminé en su interior minutos después de que él lo hiciera sobre su ombligo, sin poder contenerme un poco más. Disfruté de aquella sensación electrizante que recorrió mi espina dorsal velozmente; jamás podría cansarme de eso. Por supuesto que me disculpé con él al darme cuenta de que no había sido cuidadoso como lo imaginé y que debido a ello volvió a sangrar. Aunque él me abrazara buscando mis labios, susurrándome entre ellos que se encontraba bien.


Y claro que él se encuentra bien, muy bien, demasiado bien... solo hay que ver esa cinturita perfecta y a medida de mis manos para tomarla. O hay que ver su trasero excitante, o su pene, o sus pezones, o sus muslos... bufé, no quería tener otra erección. Debería asistir a las pasantías porque si faltaba una vez más, me quitarían de las listas los hijos de puta.

Jungkook se acurrucó entre las sábanas y se quedó dormido mucho antes de que yo estuviera bañado y listo para salir. Él no podría levantarse por sí mismo y sin mi ayuda, me sentí molesto con las pasantías al verme forzado a dejarle en ese estado. Juré hacer todo lo posible por llevar temprano al departamento para cuidar de él y darle algunas pastillas para el dolor.

Me despedí de él con un beso en la boca, aunque él estuviera dormido y le dejé un yogurt junto a una manzana que encontré en el refrigerador. Luego salí del edificio conduciendo la motocicleta a toda velocidad, con rumbo a esa jodida empresa. Llegué en veinte minutos, muy temprano como para estar tranquilo, si no hubiera sido por la insistencia de mi madre en terminar la carrera, ya la hubiera dejado mucho antes.

—Miren quién sigue vivo.

Mark se sentó sobre mi escritorio y dejó su mano sobre el teclado de la computadora.

—¿Quién? ¿Tus ganas de vivir?

—Sí, también.

Extrañé mucho a este idiota, que es mi bro. De alguna manera siempre me apoya en los momentos más difíciles y por eso estoy muy agradecido.


—¿Cómo están las cosas con Jungkook?

—Mejor.

—¿Hablaron?

—Más que eso.

—¿Gritaron?

—Hahaha, más que eso.

—¿Aullaron?

—Bueno, no exactamente.

—No lo sé. Tú estabas a punto de matar a todo el mundo con una botella si Jungkook no regresaba a ti y hoy llegas de lo más normal, con puntualidad. ¿Cómo podría adivinarlo?

—No fui tan exagerado. —Realmente no lo recuerdo, estaba muy ebrio.— Él y yo somos novios y ayer cogimos, es tan fácil como eso, bro.

—¿Qué? ¿Cómo? Espera, ¿qué?

Antes de que Mark entrara en pánico, alguien tocó mi hombro con rudeza. Giré de inmediato y me encontré con la expresión molesta de ese hijito de papi de Yogyem o Yugyeom, como sea.

—Hablemos afuera —dijo con un tono imperativo y salió del salón hacia el pasillo.

Yo le hubiera mandado a la mierda, pero quería ponerle límites a sus estupideces con Jungkook, le dejaría muy en claro que no debería


acercarse a mi novio si es que quería seguir con vida. Me levanté de golpe, piqué la nariz de Mark y salí al encuentro con ese chico.

Evidentemente la tensión entre ambos era enorme. Claro que sé lo que él siente por Jungkook, hay que estar muy ciego o ser Jungkook para no notarlo.

—Y bien.

—Quiero estar con Jungkook, nos harías un gran favor si te esfumas Taehyung. —Bufé de inmediato.

—¿Estás hablando en serio, imbécil?

—¿Qué parte no entendiste, idiota?

—Todo, porque estaba muy concentrado en la noticia de que Jungkook y yo somos novios y que si te acercas tan solo un poco a él, te partiré la cara.

Su expresión fue invaluable. La sorpresa y la rabia se apoderaron de él, bueno, me la debe por todas las veces que me aguanté al verlos juntos.

—No es cierto...

—Puedes preguntárselo si quieres, pero eso te costará una operación facial reconstructiva.

—Debí suponerlo...

—... —Lo está tomando muy bien como para ser cierto. Pueden decir lo que quieran de él, pero para mí siempre será un cretino, conozco a la gente de su tipo, con esa máscara amable e inocente incapaz de hacer algo malo, que oculta a un imbécil cretino detrás.


—Algún día terminará. Eres alguien inestable, Jungkook prefiere a alguien que le haga sentir seguro y ese soy yo.

—Imbécil, cóm-

—Esperaré, soy alguien muy astuto y paciente, al igual que mi padre, ¿cómo crees que consiguió esta empresa y logró casarse con una de las mujeres más hermosas de Corea? —Yugyeom giró y empujó la puerta del salón para desaparecer de mi vista, dejándome la palabra en la boca.

¿Ah, sí? Pues mi padre... él, bueno, él... no lo conozco, ¡mh, ese hijo de puta de Yogyam!









Jungkook, el chico flor ➳taekook [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora