Capítulo 25

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En el bus encontramos a Namjoon, él no llevaba la materia con nuestro maestro, pero le interesó el recorrido y sin dudar se apuntó para hacernos compañía. Todo estaba saliendo muy bien, hasta que vi a Jungkook ingresar por el corredor del bus, arrastrando su pequeña maleta que parecía dificultarle el paso.

Nuestras miradas solo se cruzaron una vez en toda la mañana, pues él tenía un asiento reservado en la parte de atrás por algunos chicos que solían hablarle en los recesos. Grande fue la sorpresa cuando vimos ingresando a Seokjin con una pequeña mochila y una sonrisa en el rostro. Namjoon y él se miraron por un par de segundos cuando se encontraron. Fue realmente incómodo para mí, pues la escena de ellos dos muy juntos continuaba persiguiéndome.

—¡Seokjin hyung! —Era la voz de Jungkook quien gritaba de emoción al ver a su amigo en el bus. Seokjin no tuvo tiempo de saludar a Namjoon, pues Jungkook corrió para jalar del chico hasta los asientos finales.

A Namjoon no parecía importarle, de hecho comenzó a sonreír como un tonto y ocupó el siguiente asiento, de donde Jimin y yo estábamos


sentados, para posar sus rodillas sobre el asiento y fingir una charla con nosotros, mientras veía directamente hacia la dirección de Seokjin.

—¿Qué hacen esos dos aquí? —Preguntó Jimin con una expresión de confusión. Namjoon desvió la mirada hacia nosotros y luego encogió los hombros.

—Tal vez quieren mejorar sus calificaciones. —Respondió Nam.

—Lo dudo…

—Jungkook es pesado, pero Seokjin es agradable. —Susurró Nam, apretando la nariz de Jimin con el dedo índice, éste golpeó aquella con fuerza y los tres reímos estrepitosamente.

El viaje inició tan pronto como se pudo, afortunadamente solo tardaríamos dos horas en llegar, el recorrido al parque sería en la tarde y tendríamos toda la noche libre para descansar. Según nos informaron los instructores, descansaríamos en tres habitaciones, una para las chicas pues la cantidad era mínima y dos para los chicos porque éramos demasiados.

Durante las dos horas de viaje, Namjoon empezó a contarnos sobre los experimentos que había desarrollado en el equipo científico y sin entender la razón, terminó contándonos una bizarra historia de amor entre los dos ositos del llavero de Jimin.

—“Oh señor oso, hágame suya” dijo la osita.

Según Namjoon la historia, trataba de unos ositos enamorados, donde el osito intentó conquistar a la osita, sin embargo ella le había rechazado cruelmente y el osito herido, decidió ya no buscarla, hasta que un día la


osita fue en búsqueda del osito y le dijo que le quería. Entonces el osito le invitó a su cueva y decidieron crear muchos ositos bebés.

Yo no era estúpido, era obvio que estaba relatando su historia con Seokjin pero no sabía que habían llegado tan lejos, eso terminaba por traumar mi frágil mente.

—Nam…

—Entonces el osito le levantó la faldita a la osita, la tomó por la cintura y pu-

—Basta, deja a mis ositos en paz. —Interrumpió Jimin, arrebatándole sus osos con rapidez.

Las risas fueron inevitables. Namjoon era muy divertido cuando estaba de buen humor y Jimin jamás se enojaba, aunque quisiera hacerlo.

—Imagina lo que hacen tus ositos cuando los guardas en tu mochila y no los vigilas.

Jimin le lanzó su llavero a Nam y el bus se detuvo. El viaje fue tan entretenido que perdimos la noción del tiempo, no solo nosotros, incluso los demás la pasaban genial. Oí risas por parte de Jungkook y Seokjin, de alguna manera, me hacía feliz oírlo reír.

El recorrido en el parque ecológico fue bastante entretenido, pues a juzgar por el nombre era bastante tecnológico sin usar mucha energía, el 90% de energía la adquirían con agua reutilizada y con el sol. El edificio en donde nos quedaríamos a descansar, recargaba la energía del sol durante el día y en la noche funcionaban las instalaciones de luz con la misma, fue realmente magnifico. Namjoon se emocionó al ver los riegos


automáticos de un pequeño cultivo de flores con agua purificada. ¡Todo era grandioso!

Antes de terminar el recorrido, luego de cuatro horas, nos asignaron las habitaciones a elección. Creí que los tres estaríamos juntos, pero Namjoon puso cientos de excusas para irse a la otra habitación. Yo sabía perfectamente que lo hacía para cuidar a Seokjin y yo le apoyé en la idea, porque si cuidaría de él, también cuidaría a Jungkook de esos idiotas que se la pasaban molestándole.

—No olviden hacer el informe del recorrido, con un mínimo de 20 páginas para la siguiente semana. —Anunció el maestro, mientras nos dirigía hacia las instalaciones del edificio.

—Usted dijo que el viaje no tendría puntuación, maestro. —Recordó uno de los estudiantes. El maestro soltó una risa malvada.

—Se ve que no me conocen. El que no tenga el informe, reprobará la materia.

Todos nos quedamos en silencio, esperando otra risa del maestro para hacernos saber que estaba bromeando, pero nunca llegó. Afortunadamente Jungkook tuvo la gran idea de venir al recorrido, sé que él no es del agrado del maestro, pero no será tan fácil que repruebe.

Cuando ingresamos a las habitaciones por el pasillo. Jimin corrió para ocupar el mejor espacio para dormir. Nos instalamos de manera rápida para poder comer, luego de una jornada pesada. Fue cansador para mí, no lo entendía a la perfección, pero encontrarme a Jungkook mirándome de reojo o simplemente sabiendo que estaba cerca de mí, me causaba nostalgia y dolor. No pude comer. Cuando todos se prepararon para dormir y cuando lograron hacerlo alrededor de las doce, yo no pude.


Me sentía demasiado cansado, pero el sueño no llegaba. ¿El estrés llegó a este límite?

Me levanté con cuidado, caminé de puntillas para salir por los pasillos. Todo se encontraba iluminado y tenía pinta de estar aún con personas despiertas. Tomé un poco del aire que necesitaba y seguí mi camino, revisando dentro de todas aquellas habitaciones, que en realidad eran aulas. Llegué hasta la enfermería que solo llevaba consigo un botiquín y una mesa enorme, supuse que tendrían un hospital para atender casos graves.

Solté un suspiro de cansancio y salí del pasillo hacia su pequeño jardín. La noche se sentía fría, pero la iluminación era grata. “Lo haces bien, sol” susurré para mí y me di la vuelta para regresar de nuevo.

Sin embargo Jungkook se atravesó por delante, sin percatarse de mi presencia, caminó inestablemente mientras tenía la cabeza levantada mirando hacia las estrellas. Quise avisarle, pero ya era muy tarde, había impactado con una gran palanca extraña, que terminó dejando caer toda la leña bien acomodada en ese rincón. Jungkook soltó un grito de susto y se dejó caer sobre el suelo, yo corrí a toda velocidad a su auxilio. Afortunadamente aquella carga no había caído sobre él.

—¿Estás bien? ¡¿Estás bien?!

—M-mi brazo… —Jungkook presionaba su brazo herido con una mano.

Estaba asustado, lo vi en sus ojos a punto de explotar en llanto.

—¿Solo tu brazo? ¿No te duele nada más?

—No, e-el brazo.


Me levanté de golpe y corrí a toda velocidad hacia aquella enfermería que creí obsoleta, extraje de la misma aquel botiquín y se lo llevé a Jungkook con rapidez.

—Muéstrame la herida por favor.

—… —Él me miró asustado, pues no sabía lo que yo iba a hacer, pero podría ser una herida grave.

—Por favor confía en mí, ¿vale? Te curaré.

Jungkook asintió con un movimiento de cabeza y llevó su mano libre hasta los botones de su pijama, la cual fue abriendo según separaba la unión. Mi corazón latía con velocidad, no solo por la situación, sino porque Jungkook y yo no habíamos hablado hace un tiempo y yo buscaba evitarlo a toda manera, sin embargo yo estaba aquí, pidiéndole que confiara en mí.

Desvié la vista cuando la piel lechosa y delicada de su hombro apareció ante mi vista. Intenté deshacer otro tipo de pensamientos en mi cabeza, recordándome que Jungkook estaba herido y que tendría que ayudarle, sin fisgonear en su hermosa piel desnuda. Pero fue casi imposible, uno de sus rosados y tiernos pezones apareció en el momento en que deslizó su manga, mostrándome su herida.

Tragué duro y me centré en su brazo. No hubo rastro de sangre, por lo que me sentí aliviado, solo se trataba de un golpe que sería doloroso pero sanaría pronto y una rasmilladura casi imperceptible. Con un pequeño algodón bañado en desinfectante, limpié la herida.

—No es nada grave, ya está. —Susurré, dejando las cosas dentro del botiquín. Él subió lentamente la manga de su pijama.


Me levanté sin agregar nada más y me encaminé hacia la enfermería, en donde dejé el botiquín en el mismo lugar. Vale, había ayudado a Jungkook, eso no significaba que todo sería como antes, no, solo le hice un favor, lo que haría con cualquiera, sí. Regresé hacia el jardín, para pedirle que fuera a su habitación, sin embargo encontré al maestro con una expresión terriblemente molesta, regañando a Jungkook.

—¡¿Estás loco?! ¡Los encargados estarán molestos porque derramaste su leña, Jeon!

Jungkook empezó a llorar. Él acababa de sufrir un gran susto y estaba herido, se encontraba muy sensible sobre el asunto y el maestro se atrevía a gritarle de esa manera. No, eso no lo iba a permitir.

—Maestro. —Intervení, él me miró de manera terrible.— Jungkook sufrió un accidente, no quiso derramar la leña.

—No es asunto tuyo, Kim. —El maestro se dirigió hacia Jungkook.— Recogerás toda la leña ahora mismo.

Claro que no, su brazo estaba muy herido como para levantar todo eso. Además Jungkook siempre ha sido muy delicado y enfermizo, probablemente ese trabajo le lleve al hospital, así como esa noche hace diez años, en donde Jungkook y yo jugamos bajo la lluvia durante toda la tarde y en la noche, fue enviado a emergencias.

—Maestro, él no puede levantar todo eso, como le dije, se encuentra herido.

—Kim, ve a tu habitación o tú también levantarás todo eso. —El maestro intentó conducirle hacia las leñas, pero yo no iba a permitirlo.

—Yo levantaré todo eso, por favor permítame hacerlo.


—Kim, no te metas, el asunto no es contigo hijo, ve a descansar. —Él estaba molesto solo con Jungkook, no por lo sucedido, sino desde el comienzo de año.

—Maestro, Jungkook está herido, entiéndalo por favor. Yo levantaré todo eso.

El me miró con una expresión preocupada y molesta, sin poder creer lo que yo estaba diciendo. Negó con un movimiento de cabeza y gruñó.

—Bien, te enseñaré a no ser tan entrometido, Kim. —Estaba sentenciado.

—N-no… yo lo haré. —Susurró Jungkook con la voz rota, mirando al maestro con ojos suplicantes, pero yo sabía que el maestro no iba cambiar de opinión y que su molestia iba a derramarse sobre mí.

—Primero, darás veinte vueltas al jardín, ¡ahora!

Yo asentí sin miedo, tratando de demostrarle que nadie podía derribarme, mucho menos si se trataba de defender a Jungkook. El jardín era amplio, iba a cansarme en dos vueltas, peor aún con mi condición física que era pésima para los deportes. Empecé a correr, lo último que oí fue un “por favor, maestro” de Jungkook, quien suplicaba para que cambiara de opinión. Empero, ninguno de los iba a cambiar de opinión por nada del mundo.

El corazón estaba por salirse de mi boca cuando llegué a la vuelta quince, con los tobillos sintiendo un gran dolor y con el pecho siendo raspado por mi agitada respiración. Corría cada vez más lento, pero aunque tardé más de lo normal en la vuelta veinte, logré concluirla luego de diez minutos.


—Ahora comienza con la leña, Kim. —Ordenó el maestro, alejando a Jungkook del sector, impidiéndome que él se metiera en el trabajo. Lo cual agradecí, sabía cuán testarudo era Jungkook y no quería que levantara la leña.

Estaba agotado, casi muerto, pero con mi orgullo muy bien puesto en la espalda, comencé a levantar la madera, acomodándola según el orden que creí que tendría. Para mi mala suerte, la lluvia empezó a caer lentamente del cielo, empapándome el rostro a momentos. El maestro arrastró a Jungkook hasta el pasillo del interior, para protegerse de la lluvia, mientras que por la ventana, vigilaba mi avance.

—¡Taehyung! —Me llamó Jungkook. Yo levanté la cabeza para ver lo que ocurría y el maestro se dirigió a mí.

—Si Jungkook te ayuda, reprobará mi materia, ¿oíste? —Contuve mi ira, en serio la contuve. Asentí con cabeza y Jungkook se desesperó ante tal injusticia.

Continué con el trabajo, hasta una hora después donde acomodé el último tronco y presioné de la maldita palanca que cerraba el casi invisible corral que las mantenía fijadas. No sentía mis manos y todo mi cuerpo ardía luego de haber temblado durante mucho tiempo debido a la fría lluvia.

Caminé a punto de caer, hacia el pasillo. El maestro me miró con una expresión preocupada, incluso decepcionada.

—Hijo, ve a secarte y a cambiarte de ropa. —Me ordenó, tras entregarme una pequeña toalla.— Siempre supe que eras valiente, Kim. Aunque Jeon no se merecía tu valentía.

Hijo de su recontra puta madre.


Él se alejó a pasos ligeros de nosotros y yo intenté recuperar el aliento, mientras seguía el rumbo que había tomado para llegar a las habitaciones.

—Taehyung, gracias. —Dijo Jungkook, aún con esa voz rota y con las mejillas húmedas.

—… —No podría hablar en ese momento.

No había hecho eso por él, me negaba a creerlo.

—¡Taehyung! —Me llamó, pero no me detuve.

Me fui sin escuchar a Jungkook. Me fui sin saber si Jungkook estaba de acuerdo con mi actitud, ignorando si aquello iba a causarle molestia o culpa.

Me fui sin saber que esa noche, Jungkook estaba dispuesto a entregarme su cuerpo, incluso en aquel sucio jardín.










Jungkook, el chico flor ➳taekook [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora