Capítulo 35: Jimin

578 82 4
                                    

—¿Te sigue gustando Jungkook? ¿Es lo que me quieres decir?

—Quizá.

Mi cuerpo comenzó tiritar, luchando contra la ira que se acrecentaba dentro de mi ser.


Yoongi estaba sentado cómodamente sobre su sofá, con un cigarrillo entre los dedos, mirando hacia la ventana, restándole importancia al hecho de que habíamos hecho el amor hace menos de media hora, restándole importancia al hecho de que yo estaba desnudo sobre su cama, creyendo que sus palabras de amor habían sido reales.

Nunca me había sentido tan utilizado, tampoco había sentido tanto dolor en mi vida. Le pregunté si iba en serio conmigo, pues tras decirme todas esas cosas llena de amor ayer, creí que llegaríamos a ser novios, pero él me dijo que jamás le pertenecería a nadie y que probablemente se corrió pensando en su ex.

Me llené de vergüenza, estaba demasiado avergonzado de mí mismo por haber sido tan tonto, buscando unos brazos que pudieran amarme, encontrándome con una mentira atroz. Esto me lo había buscado yo, sabía perfectamente cómo era Yoongi, todos los rumores y su manera de actuar me indicaban que debía alejarme lo más pronto posible de él, pero ese magnetismo de su mirada y de su voz me dejó tan tonto, tanto que caí en sus redes, fui uno más en su lista de personas que irá olvidando con el tiempo.

—¿Lo amas? Dime, ¿lo haces?

—Claro que no, jamás amaría a nadie.

Me preguntaba si algún día él iba a poder amar a alguien. Me invadió de nostalgia la dura realidad de saber que ese alguien jamás podría ser yo.


—Eres un idiota…

—Lo sé.


No podía seguir manteniéndome en ese lugar, quería huir lo más pronto posible de esa horrible habitación. Me levanté con ese dolor incesante sobre mi espalda baja, pero la deshonra me impulso a olvidar aquello. Busqué mis cosas, tardé en hacerlo, arrastraba las sábanas que a duras penas cubrían mi cuerpo. Caí en cuenta de que estaba llorando ni siquiera lo había notado y mis jadeos de dolor se escucharon en la habitación.

Tropecé con la misma sábana, caí de bruces cerca de mi pantalón tirado en una esquina de la habitación. No pude levantarme, me quedé ahí, dejándome consumir por el llanto.

—Tómate tu tiempo. —Dijo Yoongi con tranquilidad, como si nada interesante estuviera ocurriendo y salió de la habitación, dejándome solo.

No podía sentir nada que no fuera dolor, no pude medir la intensidad, porque era demasiado. Tomé un poco de aire, las lágrimas nublaron mi vista, no podía dejar que eso continuara. Tanteando logré alcanzar mi pantalón, abandoné las sábanas y pasé a resbalar mi prenda por mis piernas, soltando ligeros suspiros cuando el dolor se hacía presente.

Me levanté como pude, sequé el resto de lágrimas sobre mis mejillas y busqué apresuradamente mi chaqueta. Le había dicho a mi madre que me quedaría a dormir con mi primo y que regresaría al día siguiente, no sabía qué hora era, pero asumía que de madrugada. Tomé mi mochila por último, después de hallar mis zapatos y salí de aquella habitación con más fuerza que antes. No quería que Yoongi me recordara con el rostro triste y lleno de lágrimas, quería que me recordara como lo que siempre fui; un chico valiente.


—¿Ya te vas? —Me preguntó cuando recorrí el pasillo. Él se hallaba apoyado sobre la pared, sin camiseta y con ese pantalón que aun tenía residuos de su semen tras correrse dentro de mí.

—Sí, y no volveré jamás.

—Eso dicen todos, luego regresan rogando para que me los folle. —Su sonrisa cínica fue la que me sacó mis cabales.

La ira no iba a poder contenerse por mucho tiempo. Me acerqué hacia él, levanté el mentón, jamás me rebajaría a verlo con mi dolor. Levanté la rodilla y la estrellé en su entrepierna con toda la fuerza que tenía. Su grito nada masculino resonó por el lugar. Yoongi cayó sobre sus rodillas, tratando inevitablemente se apaciguar el dolor con las manos.

—Yo no soy como los demás, suelo darle su merecido a gente tan imbécil como tú. —Dije de la manera más segura y convincente. Salí lentamente por el pasillo hasta llegar a la entrada, desvié mi vista una vez más hacia él. Yoongi jadeaba de dolor, mientras me miraba con esa expresión tan deplorable.

Abrí la puerta y finalmente salí de su departamento. Tenía el corazón roto, la dignidad por el suelo, el cuerpo adolorido y nauseas, pero salí con la frente en alto y demostrándole que yo no era como los demás, que él me había declarado la guerra y yo pensaba ganar.

Evite las lágrimas, incluso dos cuadras más allá de su edificio, me contuve. La noche se veía clara, eran como las cinco de la mañana, mamá no creería la excusa de que decidí regresar tan temprano a casa solo porque sí, pero no esperaría a que se tragara la mentira. Saqué mi móvil de la mochila cuando me perdí dentro del parque y marqué aquel número que sabía que me iba a dar paz.


Intenté varias veces y no fue hasta cinco minutos después de intensas llamadas que Taehyung respondió. Sonaba adormilado y no pronunciaba bien las palabras.

—¿Jimin?

Quise responderle de inmediato, pero oír su voz tocó mi corazón. Rompí en llanto inevitablemente.

—T-tae…

Al único que le permitiría verme en ese estado sería a Taehyung, al único.

—Dios mío, Jimin. ¿Estás bien? ¿Por qué lloras?

Negué con movimientos de cabeza como si él pudiera verme.

—N-no…

—¿Dónde estás? ¿Qué sucedió? —Taehyung estaba alterado, no quería causarle preocupación, pero no tenía nadie más.

—E-estoy en el parque… c-cerca de la universidad… —El nudo en mi garganta me impedía hablar y dolía cuando intentaba tragar saliva y hablar.— ¿P-puedes venir?

—Estaré en diez minutos, no te muevas de ahí, ¿entendido?

—Sí…

Colgué la llamada, dudando sobre la decisión de involucrar en esto a Taehyung. Me volví a llenar de ira cuando las lágrimas me derrumbaron, porque si tan solo Taehyung se hubiera dado cuenta de mis sentimientos por él, jamás habría vuelto a Yoongi.

¡Él era el culpable!


A quién quería engañar, el culpable era yo. Yo era el tonto que nunca pudo decirle a Taehyung sobre sus sentimientos de manera valiente, yo era el tonto que creyó en las mentiras de Yoongi, el tonto era yo.

Él llegó en menos de quince minutos gracias a la velocidad del taxi que le había traído hasta aquí. Su rostro de preocupación cuando vino corriendo a mi encuentro, me dio un poco de esperanza al saber que al menos alguien estaría preocupado por mí. Me puse de pie aunque mis piernas estuvieran temblando y me sentí seguro en sus brazos, en el momento en que me abrazó.

Tenía intenciones de contarle sobre lo sucedido con Yoongi, pensaba pedirle que me ayudara a golpear a ese idiota, pero no lo hice. No quería que pensara que yo era ese tipo de chicos que se acostaban con cualquiera, ese sería mi fin, él tenía que seguir pensando en mí como alguien puro.

—¿Qué sucedió, Jimin? Por favor dímelo…

—Solo me sentía triste, Taehyung. —Oculté mi rostro en su pecho para que no me viera llorar.— Lamento haberte hecho venir a esta hora.

—Está bien, se trata de ti, yo por ti vendría a donde sea.

Esbocé una ligera sonrisa al oír esas palabras, cerré los ojos y me resguardé en su calor. Entendí por qué Taehyung me gustaba tanto, él es diferente a los demás, él es el chico un chico especial y nadie se ha dado cuenta.

—Gracias…

Quería ganarme el corazón de Taehyung, iba a jugar mi última carta por él.









Jungkook, el chico flor ➳taekook [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora