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•Kamnik, Eslovenia•

Karol S.

Cuando era una adolescente, mi sueño siempre fue vivir en un lugar nuevo, con gente nueva y toda una grandiosa historia por contar.

¿Y qué logré de todo eso?

El lugar nuevo, sin duda alguna.

Eslovenia se ha convertido en mi hogar, un precioso y reconfortante hogar.

Y la gente nueva, por supuesto que se ha vuelto parte de mi vida.

Sin embargo, no puedo evitar pensar en que este no es el destino que quería seguir. Esta no es la vida que deseaba para mí.

—Llegas temprano.

Asiento dejando el registro a un lado, Dannae me sonríe tomando mis manos. Suspiro agotada, es que pasan muchas cosas en un solo día de trabajo.

—Pues yo ya me voy. —besa mi frente.— Dejé a Jared dormido.

—Gracias, Dannae. —le digo aliviada.— ¿Se portó bien hoy?

—Estuvo hablando mucho de su padre. —explica sonriente.— Le gusta mucho hablar de él, todo el día, de hecho.

—Ya sé, conforme crece, más pregunta de él. —admito mirando hacia las escaleras.— Y estoy lista para hablarle de él. En cualquier momento.

—¿Y qué le vas a decir?

Siento las palabras atoradas en mi garganta, no sé qué decir.

No tengo nada por decir.

Cuando Jared pregunte por su padre, el caos se va a desatar en mi interior. Porque no hay nada que me ayude ahora mismo.

En serio nada.

¿Qué se supone que le voy a decir?

¿Cómo le explico que su padre ni siquiera sabe de su existencia?

Cuando Dannae abandona la casa, me apoyo en la puerta mirando hacia arriba.

Mañana, Jared cumple cinco años.

Y sus dudas respecto a dónde está su padre, comienzan a hacerse cada vez más grandes.

Cada vez más dolorosas.

—¡Mami estás aquí!

Levanto la mirada del piso, sonrío separándome de la puerta.

—Mi amor hermoso. —alargo abriendo mis brazos mientras él baja las escaleras.— ¿Qué haces despierto si Dannae te dejó durmiendo?

—No le digas. —me pide saltando a mis brazos.— Me hice el dormido para que se vaya.

Me río besando su mejilla, él se aferra a mis brazos.

—Hoy hablé con papi.

—¿Ah sí? —camino hacia la sala y me siento en el sillón más grande con él sobre mis piernas.— A ver, amor. Dime, ¿Y qué le dijiste? ¿Qué te dijo?

—Pues no sé, solo le dije que duerma bien y que espero que vuelva pronto.

—¿Que vuelva? ¿De dónde, cielo? —acomodo su cabello. Sonríe.

—Del cielo. ¿No sabías que mi papi es guardian de la luna?

—¿De la luna? —jadeo fingiendo sorpresa.— ¿Y quién te dijo eso?

TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora